23 de noviembre de 2015

EL EXTRAÑO CASO DE PAUL DESCHANEL


El 23 de mayo de 1920, el presidente de la República francesa, Paul Eugene Deschanel (1856-1922), viajaba en el Orient Express con destino a Montbrison, cerca de Lyon. Sobre las 23.35 de la noche cayó por la ventanilla de su compartimento, vestido sólo con un pijama.

En ese momento el tren viajaba a poca velocidad (50 km/h). Ensangrentado, se lo encontró André Radeau, un obrero que supervisaba la zona. No se creyó que era el presidente. Lo llevó a la vivienda de un guardavías, donde le atendieron y le ofrecieron una cama. Mientras tanto, Gustave Dariot, el guardavía se desplazó a contar el suceso a una gendarmería cercana.

El subprefecto de la zona no fue avisado hasta las cinco de la madrugada. Sobre las siete, en el tren empezó a rumorearse de que el presidente había desaparecido. Del incidente no se dieron demasiadas explicaciones, contaron que Deschanel era sonámbulo y las ventanillas tenían defectos de fabricación.

El presidente entró en una depresión, por las muchas bromas que se hicieron a raíz del incidente. Los periódicos publicaron multitud de caricaturas poniendo al Presidente en ridículo.

El 21 de septiembre dimitió, después de comprender que su carrera política no tenía mucho futuro. Solamente había estado en el cargo siete meses. Al año siguiente de su renuncia fue elegido Senador de Eure-et-Loir, cargo que ocupó desde el 9 de enero de 1921 hasta su muerte en 1922, víctima de una pleuritis. También presidió la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado.

No fue ese el único incidente en el que se vio envuelto a lo largo de su vida, se le atribuyen algunos más, no se sabe si fueron reales o campañas de desprestigio. Siendo presidente, un grupo de escolares le regaló un ramo de flores, él se las devolvió arrojándoselas de una en una. O el incidente de nadar con los patos en los estanques de los Parques Elíseos, o de firmar ciertos documentos con la rúbrica de Napoleón.

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