16 de noviembre de 2015

CONSEJOS AMOROSOS SEGÚN OVIDIO


Publio Ovidio Nasón (43 a. C.-17 d. C.) fue un poeta romano. Sus obras más conocidas son “Arte de amar” y “Las metamorfosis”, las dos escritas en verso. El arte de amar es un poema didáctico que consta de tres libros o cantos en los que da muchos consejos sobre las relaciones amorosas; donde encontrar mujeres, como recuperar un amor, como piropearlas, etc.

Ovidio sugiere: “Lo primero que hay que hacer es encontrar a quien deseas amar, luego conquistarla y por último conseguir que el amor dure toda la vida. Mientras sea posible, debemos elegir a la muchacha de la que podamos decir que solo nos gusta ella.

Acudir a los lugares donde van muchas mujeres de todo tipo para ver y ser vistos, como el foro, el circo o el teatro. Arrimarnos cuando podamos y que iniciemos la conversación con expresiones comunes pues, las cosas pequeñas cautivan a los espíritus sensibles.

Los banquetes son ocasiones formidables; el vino predispone los ánimos y los dota para el amor, la preocupación desaparece y se disipa por efecto del abundante vino. Entonces llegan las risas, entonces el que no lo es se vuelve atrevido, el dolor y las preocupaciones se esfuman.

Para conquistar a la mujer elegida lo principal es convencerse de que todas se pueden conquistar. La elocuencia también es una gran ayuda para obtener el amor de una mujer. Una muchacha vencida por nuestra elocuencia se nos echará en los brazos.

Escribir a nuestra amada, con naturalidad y palabras tiernas, y que estas sean portadoras de nuestras lisonjas y nuestras súplicas.  Procuremos hacer promesas, pues la esperanza, una vez que surge el ánimo, permanece ahí largo tiempo. Debemos intentar unirnos a nuestra amada sin hacer regalos previos, pues hay que tener en cuenta que las mujeres siempre encuentran el modo de liquidar los bienes de sus amantes y además, si nos da gratuitamente, lo seguirá haciendo.

No debemos atosigarla si no responde a lo que le escribimos. Al principio tal vez nos llegue una carta desfavorable en la que nos pida que no la requiramos, pero lo que ruega, lo teme, y lo que no ruega, lo desea. Insistamos y acabaremos realizando nuestros deseos. Hemos de procurar agradar al marido pues así se convertirá en nuestro mejor y más útil amigo.

Debemos cuidar nuestro aspecto, estar limpios, tener el cuerpo curtido por el ejercicio, evitar la hipocresía, y llevar ropa limpia y que nos siente bien.

Cuando tengamos la oportunidad de hablar con la mujer que nos gusta, debemos ser atrevidos. No nos debemos cohibir por alabar su rostro, sus pies, sus cabellos… Cualquier mujer considera que merece ser amada, aunque sea la más fea. Prometamos, ya que las promesas arrastran a las mujeres. Recurramos a las lágrimas, capaces de conmoverlas. Aunque ella no nos conceda sus besos, se los robemos, al principio los rechazará, y nos llamará indecente, pero en el fondo querrá se los demos. La que se marcha sin que la toquen, aunque simule alegría, se va molesta”.

El éxito de la obra fue inmenso, a pesar de que sus consejos eran contrarios a la moral oficial de la época.

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