7 de marzo de 2015

LA MONJA, EL MARQUÉS Y LAS CARTAS DE AMOR


Noël Bouton (1636-1715), marqués de Chamilly, después duque de Saint-Léger y mariscal de Francia, enamoró a una monja del convento de la Concepción de Beja, en el Alentejo, donde vivía como monja clarisa, se llamaba sor María Alcoforado (1640-1723). Ayudados por Baltasar, hermano de la monja, que facilitó el encuentro entre ellos, que empezaron a verse en secreto. De esa relación Chamilly, había recibido cuatro cartas de amor, y una de desengaño, estas cartas fueron escritas entre diciembre de 1667 y junio de 1668. Él con una absoluta falta de discreción leyó a sus amigos, alardeando de su conquista.

El éxito de esas cartas fue tan grande, que poco después, en 1669, alguien las dio a una imprenta, y con el nombre de “Cartas de amor de la monja portuguesa”, fueron publicadas y traducidas a todos los idiomas.

Para el caballero de Chamilly sólo fue una aventura, para la monja fue el amor de su vida. Algunos párrafos de sus cartas dicen: “Perdieron mis ojos en lo tuyos la única luz que los animaba. Hoy sólo les quedan lágrimas, y no les doy otro empleo que el de llorar, desde que supe que te resolvías a una separación, para mi tan insoportable, que pronto me llevará a la muerte…”.

Sor María estaba encerrada desde niña en el convento y había conocido el amor en él. Al despedirse, Chamilly le prometió que volvería a buscarla y se irían a Francia. Llena de alegría escribió: “Con harta pesadumbre volví en mí. Era mi dicha, sentí que moría de amor y, finalmente, me hallaba bien viendo como cesaba de flagelarme el dolor de tu ausencia…”

Chamilly no volvió a ver a sor María, aunque estuvo en varias ocasiones en Portugal. Ella escribió: “Todo se me hace insoportable; el convento, la familia, las amistades. Tan celosa me siento de mi pasión, que me parece que todos mis actos, todas mis obligaciones, te pertenecen. Sí, tengo escrúpulos de no entregar en ti todos los momentos de mi vida… Dentro de pocos días hará un año que me entregué a ti sin titubeos, transida de emoción… Ya ni me atrevo a pediré que me ames…”

Poco a poco, sor María se fue dando cuenta de que no volvería a ver a su amor y escribió: “No consideraban mi pasión sino como una victoria, y tu corazón jamás se conmovió con ella… Estimó mucho más ser desventurada amándote que feliz sin haberte llegado a conocer… Era demasiado fuerte la embriaguez que me poseía al sentirte a mi lado, para pensar que algún día te separarías de mí… Prefiero a olvidarte sufrir más aún… Soy más feliz que tú porque amo mi propio amor…”

Sor María envía una última carta a Chamilly. En ella el cariño de las cuatro primeras se trasforma en rencor y dice:”Le amé neciamente. Por usted lo desprecié todo y de todo prescindí… Para hacerse amar es preciso fingir y buscar astutamente los medios de enardecer. El amor por sí no engendra amor…”

A Pesar del desamor, sor María llegó a ser Priora de su convento en el que permaneció hasta su muerte, en 1723, tenía 83 años. Sobrevivió al desamor más de cincuenta años. Nöel Bouton murió en París, en 1715, a la edad de 79 años.

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