LA MONJA, EL MARQUÉS Y LAS CARTAS DE AMOR
Noël Bouton (1636-1715), marqués de Chamilly, después duque
de Saint-Léger y mariscal de Francia, enamoró a una monja del convento de la
Concepción de Beja, en el Alentejo, donde vivía como monja clarisa, se llamaba
sor María Alcoforado (1640-1723). Ayudados por Baltasar, hermano de la monja,
que facilitó el encuentro entre ellos, que empezaron a verse en secreto. De esa
relación Chamilly, había recibido cuatro cartas de amor, y una de desengaño,
estas cartas fueron escritas entre diciembre de 1667 y junio de 1668. Él con
una absoluta falta de discreción leyó a sus amigos, alardeando de su conquista.
El éxito de esas cartas fue tan grande, que poco después, en
1669, alguien las dio a una imprenta, y con el nombre de “Cartas de amor de la
monja portuguesa”, fueron publicadas y traducidas a todos los idiomas.
Para el caballero de Chamilly sólo fue una aventura, para la
monja fue el amor de su vida. Algunos párrafos de sus cartas dicen: “Perdieron
mis ojos en lo tuyos la única luz que los animaba. Hoy sólo les quedan
lágrimas, y no les doy otro empleo que el de llorar, desde que supe que te
resolvías a una separación, para mi tan insoportable, que pronto me llevará a
la muerte…”.
Sor María estaba encerrada desde niña en el convento y había
conocido el amor en él. Al despedirse, Chamilly le prometió que volvería a
buscarla y se irían a Francia. Llena de alegría escribió: “Con harta pesadumbre
volví en mí. Era mi dicha, sentí que moría de amor y, finalmente, me hallaba
bien viendo como cesaba de flagelarme el dolor de tu ausencia…”
Chamilly no volvió a ver a sor María, aunque estuvo en
varias ocasiones en Portugal. Ella escribió: “Todo se me hace insoportable; el
convento, la familia, las amistades. Tan celosa me siento de mi pasión, que me
parece que todos mis actos, todas mis obligaciones, te pertenecen. Sí, tengo
escrúpulos de no entregar en ti todos los momentos de mi vida… Dentro de pocos
días hará un año que me entregué a ti sin titubeos, transida de emoción… Ya ni
me atrevo a pediré que me ames…”
Poco a poco, sor María se fue dando cuenta de que no
volvería a ver a su amor y escribió: “No consideraban mi pasión sino como una
victoria, y tu corazón jamás se conmovió con ella… Estimó mucho más ser desventurada
amándote que feliz sin haberte llegado a conocer… Era demasiado fuerte la
embriaguez que me poseía al sentirte a mi lado, para pensar que algún día te
separarías de mí… Prefiero a olvidarte sufrir más aún… Soy más feliz que tú
porque amo mi propio amor…”
Sor María envía una última carta a Chamilly. En ella el
cariño de las cuatro primeras se trasforma en rencor y dice:”Le amé neciamente.
Por usted lo desprecié todo y de todo prescindí… Para hacerse amar es preciso
fingir y buscar astutamente los medios de enardecer. El amor por sí no engendra
amor…”
A Pesar del desamor, sor María llegó a ser Priora de su
convento en el que permaneció hasta su muerte, en 1723, tenía 83 años.
Sobrevivió al desamor más de cincuenta años. Nöel Bouton murió en París, en
1715, a la edad de 79 años.
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