13 de julio de 2014

LA MALA SALUD DE CARLOS II


Carlos II, el Hechizado, (1661-1700) nació el 6 de noviembre de 1661. Era hijo de Felipe IV y de su segunda esposa, su sobrina, Mariana de Austria. Carlos II, era nieto de Felipe III, era hijo de tío y sobrina, nieto de parientes próximos, biznieto de tío y sobrina y tataranieto de primos hermanos. Tuvo una infancia enfermiza, su salud era tan frágil que en muchas ocasiones se temió por su vida. Desde muy pequeño tuvo desarreglos intestinales, sufrió retardo motor, una posible hidrocefalia. A los seis años tuvo el sarampión y la varicela. A los ocho a consecuencia de un catarro tuvo unas hematurias que se le repitieron en muchas ocasiones.

A los nueve años no sabía leer ni escribir, como se aguantaba de pie con dificultad y se cansaba, jugaba sentado, rodeado de enanos y bufones. A los diez años tuvo la rubeola, a los once la viruela, que casi le provoca la muerte.

A los veinte años su inteligencia era la de un niño pequeño. Era poco aficionado a la higiene personal, llevaba el pelo largo, enredado y sucio. A los treinta y cinco empezaron sus accesos palúdicos, que le dejaron sin fuerzas. A los treinta y seis años ya era un viejo, delgado, sin color y melancólico total. A los treinta y ocho empezaron a hinchársele los pies, luego las piernas y por último las manos y la cara. A los treinta y siete años empezó a desmayarse durante horas con sacudidas en brazos y piernas (epilepsia). Además no podía tener hijos.

Los médicos hacían todo lo posible por sanarlo o por lo menos mejorar su estado; le purgaban, utilizaban medicamentos como los polvos de víbora, le practicaban sangrías, le colocaban pichones recién muertos sobre la cabeza y entrañas calientes de cordero sobre el abdomen, etc. Como los médicos no encontraban cura para muchos de sus males, se atribuyó su mala salud a que estaba hechizado. Desde ese momento se empezaron a iniciar unos actos para quitarle el hechizo a Carlos II.

El palacio se llenó de frailes, exorcistas, curanderos, que le practicaron exorcismos, le ungieron el cuerpo y la cabeza con aceite. De nada sirvió, Carlos II murió a las tres de la tarde del 1 de noviembre de 1700, después de cuarenta y dos días de flujo de vientre y una apoplejía. Se le practicó la autopsia: “El cadáver no tenía ni una gota de sangre; el corazón era del tamaño de un grano de pimienta; los pulmones, carcomidos; los intestinos, putrefactos y con gangrena; un solo testículo, negro, muy negro y la cabeza llena de agua.

0 comentarios :