COSAS DE MÉDICOS Y SEXO
El médico Nicolás Venette (1622-1698) sostenía que la mujer
podía autofecundarse si se le perforaba el clítoris.
Según Hipócrates (460 a. C.-377 a. C.), el útero de las
mujeres que no practicaban asiduamente sexo se secaba y se cerraba herméticamente,
lo que atormentaba a todo su cuerpo.
En el siglo XVII, algunos médicos decían que los penes muy
cortos se debían a que la madre naturaleza tomaba de este órgano el material
que faltaba para completar otras partes del cuerpo. Los largos eran producto
del tejido sobrante.
Julien Offray de la Mettrie (1709-1751), médico y autor del
ensayo “El hombre máquina”, el ser humano debe gozar de los placeres sexuales y
disfrutar de la repostería trufada hasta la saciedad. Él mismo probó su teoría,
se empachó y como consecuencia de ello, murió.
Federé, médico galo, prohibía contraer matrimonio a todas
las mujeres cuyas caderas no sobrepasaran las 35 centímetros de diámetro
sacro-ventral en el límite superior porque no eran aptas para la gestación.
Thomas Radford y otros médicos defendían el parto por cesárea,
decían que la única función de la mujer era tener hijos y, si los órganos implicados
no funcionaban, carecía de importancia si perdía la vida en la operación.
Algunos anatomistas medievales creían que el pene era un
manojo de nervios que nacían de la espina dorsal y acababan en el órgano sexual.
Por esa razón lo llamaron “nervorum”.
Para saber si una mujer era fértil, los médicos egipcios le
hacían sentarse sobre una mezcla de harina con dátiles y cerveza. Si vomitaba era
signo de que podía quedarse embarazada.
La erección continua del pene (priapismo), según los médicos
medievales, se debía al consumo excesivo de alimentos flatulentos (garbanzos, judías,
etc.).
En los siglos XIV y XV, los médicos pensaban que el coito
interrumpido causaba ulceraciones en el pene.
A principios del siglo XIX, los médicos mostraban un gran
pudor cuando tenían que tratar las enfermedades genitales de la mujer. En el
examen ginecológico sólo se realizaba una palpación, en 1870 el doctor William
Goodell (1829-1894), recomendaba a sus estudiantes que fijasen la vista en el
techo mientras exploraban los genitales a las mujeres.
En el siglo XIX todavía había médicos que aconsejaban que
los adolescentes llevaran cinturones de castidad y anillos con clavos
interiores para impedir la erección.
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