9 de julio de 2014

LA HORA DE LAS COMIDAS PARA EL ANTIGUO PUEBLO HEBREO


Los antiguos hebreos tenían unos hábitos a la hora de las comidas. Creían que la manera de lavarse las manos los occidentales en el agua ya sucia por sus mismas manos, no era muy limpia, y era vergonzoso. Ellos lavaban sus manos con mucho cuidado, el criado vaciaba el agua sobre las manos, mientras éstas se mantienen sobre el lavamanos. Estos tenían una cubierta cóncava con agujeros, de manera que el agua sucia se escurría por ellos y así quedaba fuera de vista. Como comían con las manos era muy importante el lavado de manos.

La posición más habitual para comer era sentarse derecho en el suelo a la mesa baja con las piernas o bien dobladas bajo el cuerpo, o hacía atrás como si fueran a arrodillarse.

La mesa era una estera de piel o de cuero extendida en el suelo. En el caso de que utilizaran mesa (las clases sociales altas), se trataba de un banquillo poligonal de unas catorce pulgadas de altura.

La vajilla utilizada era un solo plato para el alimento que consistía en una artesa o cesta de trabajo, o un plato de cobre. No utilizaban ninguna clase de cubierto, usaban el pan para sacar el líquido de cualquier plato.

Antes de empezar a comer, los hebreos rezaban, repetían ante el dueño de la casa algunas palabras de gratitud como “En el nombre de Dios”, o “Alabado o Ála”, o “Dios sea alabado”. Era costumbre entre los judíos de aquellos tiempos, hacer una segunda oración de gracias al terminar la comida. Al decir estas oraciones, era costumbre que los huéspedes lo hicieran en voz alta, y el resto decía Amén, o repetían algunas palabras de la oración.

Después de la comida, era esencial volverse a lavar las manos. Si había sirvientes, eran ellos los que traían el agua y la jofaina, poniendo el agua sobre las manos de los que participaban en la comida. Sobre los hombros, el sirviente llevaba una toalla para que se secasen las manos.


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