28 de noviembre de 2009

LA MUERTE DEL EMPERADOR CLAUDIO

Aprovechando que Claudio, enfermo, había ido a tomar las aguas medicinales a Sinuesa, Agripina, su esposa, preparo un plan para deshacerse de él.

Los implicados eran: Locusta, una célebre envenenadora que fue la encargada de buscar un veneno que perturbase la mente y alargase la muerte. El eunuco Haloto, gustato (catador) de Claudio, simularía que la comida no tenía peligro, y el médico Jenofonte.

Al regresar Claudio de Sinuesa, en el transcurso de un banquete le presentaron para iniciar su cena un guiso de setas, su plato favorito, previamente envenenado, que el emperador comió sin recelo. Hay distintas versiones de lo que pasó luego. Unas cuentan que el emperador murió al amanecer después de fortísimos dolores. Otra dice,parece ser que es la más creible, que el veneno tan sólo produjo y una fuerte descomposición intestinal.

Agripina aterrada ante su fracaso, acudió a Jenofonte, quien, con el pretexto de provocar el vómito, tocó la garganta del emperador con una planta impregnada en un veneno que acabó con su vida. Su muerte no se difundió de inmediato porque los astrólogos decían que el momento no era propicio para el ascenso de un nuevo emperador. Agripina mandó cubrir las puertas del palacio con una fuerte guardia, retuvo a los hijos de Claudio, y dio partes falsos sobre su salud.

El 13 de octubre del año 54 se abrieron las puertas y dieron paso a Nerón, escoltado por la guardia pretoriana. Los soldados lo aclamaron como nuevo emperador y el Senado emitió un decreto favorable.

El funeral fue magnífico, porque Agripina quiso superar el lujo del celebrado para Augusto. A Claudio se le decretaron los honores divinos y se estableció su culto, dicen que más con intención de burla que por la fe en sus méritos divinos.

2 comentarios :

llvllurciana DICE

Ay, Ana! La historia está llena de asesinatos nada claros.

Buen domingo.

Ana DICE

Pepa parece que eran un poco malos.
Un beso.