HISTORIA DE LA CAMA-3
Las camas de la antigüedad eras de gran riqueza ornamental,
lo que le restaba comodidad. Sobre ellas se colocaba el torus o colchón, que se
aguantaba sobre una base de toras de piel entrecruzadas. La almohada era muy
alta y gruesa, ya que se dormía en una extraña posición de semireclinamiento.
No había sábanas, pero sí mantas; las tapetia. Todo quedaba cubierto por la
colcha de vicos colores. Al pie del lecho se extendía una alfombra o toral.
Los antiguos dormían con la cabecera de la cama mirando al
norte, por la supersticiosa creencia de que así se lograba una vida más larga.
Los griegos aseguraban que, si los pies daban a la puerta de la habitación, o a
la calle, el durmiente moriría pronto.
La cama no solo servía para dormir, sino que en ella se
recibía, se comía. Pero la siesta, inventada por los griegos y retomada por los
latinos, se dormía en otro lugar; unos huecos excavados en los muros, y
cerrados con cortinas de lino. Era aquí donde mejor se hacía el amor, según
documentos históricos.
Hasta el siglo XV las camas europeas o tenían cabezales.
Eran unas estructuras fijas, de armazón muy pesado. Su uso se había extendido.
En esta época, la costumbre de dormir desnudos se había extinguido.
El dormitorio, empezó a tener un lugar propio en los
hogares. Los adornaban con tiras de lienzo a modo de cortinas, para proteger a
los que dormían de insectos y miradas curiosas. La cama pasó a ser la pieza
principal de la casa, y en torno a ella giraba la vida, el matrimonio, la
enfermedad y la muerte.
La madera, empezó a dejar sitio al hierro forjado, técnica
en la los artesanos españoles destacaron, sus camas se vendían en toda Europa
durante los siglos XVI y XVII. El colchón de muelles, se inventó en 1871 en
Estados Unidos.
0 comentarios :
Publicar un comentario