EL TÉ DURANTE LA DINASTÍA TANG
En tiempos de la dinastía Tang la forma de consumir té era
hervir las hojas y machacarlas después para formar, con la ayuda de zumo de
ciruelas, una pasta que se prensaba formando unas pastillas que se secaban al horno.
Para utilizarlas se trituraban y hervían el polvo resultante. A la cocción se
le añadía jengibre, piel de naranja, clavos, menta…, en definitiva, ingredientes
que aportaban sabor.
Con estas practicas se amplió el comerció y surgieron
especialidades, casi siempre en base a los saborizantes, que siempre eran muy sutiles.
Entre los más utilizados se encontraban las flores de jazmín, aceites esenciales,
flor de loto y flor de crisantemo.
En torno al té se desarrollo una gran industria, por ejemplo,
la porcelana, imprescindible para servirlo. El té ya no era solo una bebida ni
una medicina, se había convertido en un verdadero ritual.
Japón se convirtió en el modelo de los rituales relacionados con el té al mismo tiempo que fueron perdiéndose en China. El protocolo japonés del té se convirtió en modelo imitado y admirado en el mundo occidental, aunque nunca conseguido del todo, disponían de los instrumentos y del té, necesarios para la ceremonia, pero nunca pudieron imitar la espiritualidad con la que alcanzaban un estado de armonía con el universo.
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