20 de enero de 2018

LAS ISLAS DE LOS LADRONES


Antonio Pigafetta fue el cronista de la primera circunnavegación de la Tierra, realizada en el año 1522, con Fernando de Magallanes al mando. Sobre los indios de las Islas de los Ladrones (la actuales islas Marianas) dice:

“…Cada uno de ellos vive según su voluntad; no existe quien les mande. Van desnudos, alguno con barba; les cuelgan los negros cabellos hasta la cintura, aunque elazados. Tócanse con sombrerillos de palma como los alabaneses.

Tienen nuestra estatura y son porporcionados. No adoran a ningun dios. Su tez es olivácea aunque nazcan blancos y se tiñen los dientes de rojo y negro, considerándolo cosa bellisima.

Las mujeres andan igualmente desnudas, si no es que se cubren el sexo con estrecha membrana de papel, que arrancan de entre el tronco y la corteza de las palmeras; son bellas, delicadas y más blancas que los hombres, con los cabellos sueltos y largos, negrísimos, hasta los pies. Estas no trabajan, sino que permanecen en sus hogares tejiendo esteras o confeccionan cajas y otros objetos útiles.

Comen batatas, cocos, pájaros, higos, caña de azúcar, peces voladores y más cosas. Untase el cuerpo y la cabeller con aceite de coco y de ajonjolí; sus casas son de troncos enteramente y techadas de tablas y hojas de la higuera; más de dos brazas de altura, con pavimento y ventanas. En las habitaciones y lechos abundan las bellísimas esteras de palma. Duermen sobre paja, muy desmenuzda y tierna. No disponen de armas, aparte una especie de jabalina con la punta de hueso de pescado, afilada.

Esa gente es pobre, pero es ingeniosa y ladrona por demás: que así llaman a estrés tres islas de los ladrones. Su diversión es navegar (la esposa a bordo) sobre sus ágiles lanchas. Vienen a ser éstas como góndolas, más afiladas aún; unas negras; otras blancas, rojas… Al otro bordo que la vela, un tronco grueso, afilado en lo alto, se empalma con travesaños a la separada embarcación; así se sostienen más seguros sobre el agua. La vela es de hojas de palma, cosidas para formar una al modo que la latina. Por timón usan una especie de pala como de horno, cuya asa cruzan un barrote. Hacen de la popa proa y de la proa popa y en el agua saltan de ola en ola como delfines.

Por lo poco en que les vimos actuar, estos ladrones pensaban ser, sin duda, los únicos habitantes del planeta…”

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