5 de enero de 2018

CARNÉ DE BAILE



Un momento muy importante en la vida de una joven de otros tiempos era su primer baile, donde se presentaba en sociedad, el lugar ideal para encontrar marido. Entre el año 1849 y 1850 se organizaron en Madrid más de 250 grandes bailes, a los que asistieron entre 400 y 600 personas. En algunas ciudades importantes se celebraba más de un baile por día, así que el carné era el compañero inseparable de las jóvenes.

El carné de baile era un complemento femenino indispensable en los bailes de la aristocracia del siglo XIX, se utilizó hasta mediados del siglo XX. En este carné las damas apuntaban por orden de pedida los bailes que los caballeros le solicitaban.

Los materiales utilizados para su fabricación decían mucho de la posición social de su dueña y ofrecían pistas sobre el estado civil de la señora. Las solteras los usaban de nácar, las casadas de marfil y las viudas de azabache. Además de los mencionados también se fabricaban con otros materiales: plata, acero o cartón.

Se compraban en los comercios y casi siempre eran parte de un conjunto compuesto por el carné, una agenda, un monedero y devocionario, todo ello en un estuche de piel forrado en seda.

La mayoría venía con el nombre de las piezas musicales que se iban a ejecutar durante el baile y tenían un lápiz que colgaba de un cordón o cinta. Cuando la dama escribía el nombre del candidato no se podía arrepentir ni poner ninguna excusa para no bailar. El caballero también tenía una agenda donde anotaba el nombre de la dama para no equivocarse.

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