24 de enero de 2018

LA MÚSICA DURANTE LA DINASTÍA TUDOR


La dinastía Tudor (1485-1603) trajo a Inglaterra muchos cambios culturales y artísticos. Enrique VIII y su hija Isabel I eran grandes entusiastas de las artes y la música, por esa razón el país entero seguía esa predilección. Inglaterra se llenó de músicos con mucho talento.

La corte era un centro cultural muy importante que atraía a los mejores músicos de Inglaterra y de otras partes del mundo para que tocasen antes las clases altas en sus fiestas o reuniones.

Para la corte, el baile era una forma de hacer ejercicio, cada día los músicos de la corte tocaban para acompañar las danzas matutinas. Los distintos tipos de música tenían su propio baile. La reina Isabel I tenía 70 músicos a su servicio.

Los músicos tenían mucho trabajo en las iglesias, donde tocaban instrumentos, cantaban y dirigían los coros durante las misas. Unos 80 músicos estaban al servicio de Enrique VIII en la capilla real, además, le acompañaban por todo el país.

La habilidad para tocar un instrumento era muy valorada en la corte de los Tudor, por eso los nobles se preocupaban de que sus hijos aprendieran a hacerlo. Era muy normal que los músicos dedicasen parte de su tiempo a dar clases a esos niños.

La música entusiasmaba tanto a las clases pobres como a las altas. En cada pueblo había una banda local, sus funciones eran variadas: tocaban sus composiciones originales en las fiestas, al recibir a los visitantes reales, y en ocasiones despertaban a los campesinos. Los músicos callejeros y los juglares, no estaban bien considerados.

Durante la época de los Tudor aparecieron nuevos instrumentos musicales. Gracias a esos nuevos intrumentos los sonidos se refinaron. Además, si los tocaban de manera combinada el resultado sonaba como una orquesta. Algunos de los mejores compositores de la época fueron Thomas Tallis y William Byrd.

La impresión y venta de partituras abrió un nuevo mercado de músicos aficionados. Un músico que quisiera publicar su trabajo debía obtener un permiso especial del rey.

La reina Isabel I fue mecenas de muchos artistas. Enrique VIII era un reconocido instrumentista, tocaba muy bien varios instrumentos, además de compositor y un excelente bailarín. 

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