EL BUEY APIS (LEYENDA DE EGIPTO)
Osiris inventó la agricultura, al morir, el pueblo creyó que su alma había pasado al cuerpo de un buey, por esa razón desde ese momento adoraron al buey, le hicieron dios y le pusieron el nombre de Apis.
Pero no todos los bueyes eran considerados dioses, Apis debía ser negro, con una mancha blanca en la frente, la figura de la media luna blanca sobre el costado derecho, el diseño de un águila sobre la espalda, y otras señales que el pueblo consideraba naturales y eran obra de los sacerdotes.
Cuando encontraban un buey de esas características se le alimentaba y cuidaba en Nilópolis durante cuarenta días y allí era servido por algunas mujeres que eran las únicas que tenía derecho a verlo y estar con él. Después Nilo abajo, instalado en un brillante barco, era trasladado a Menfis y al desembarcar era recibido por los sacerdotes y saludado por las aclamaciones de la multitud.
Después de conducirlo al Santuario de Osiris era colocado ante los dos establos y, según el que eligiera, el preagio era bueno o malo. Apis tan solo salía a una terraza para respirar aire puro, en señaladas ocasiones daba un paseo por la ciudad; entonces iba precedido de un cortejo de niños que cantaban en su alabanza y de oficiales que le abrían paso entre la multitud.
Apis solo debía vivir un número determinado de años. Cuando llegaba la fecha señalada, los sacerdotes lo conducían a orillas del Nilo y lo sumergían en sus aguas, con respeto y ceremonia. Después lo embalsamaban y celebraban en su honor pomposos funerales dando muestras de dolor como si otra vez hubieran perdido a Osiris.
Este dolor se prolongaba hasta que le era designado por los sacerdotes un sucesor. Entonces volvía la alegría y el pueblo se entregaba a la fiesta entre cantos: “Osiris ha resucitado”, decían. Las fiestas duraban siete días con sus noches.
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