LA CAZA DE LA MIEL EN EL HIMALAYA
Hace más de 2 millones de años ya se recolectaba miel de las abejas salvajes. En la actualidad, la caza de miel se sigue practicando en culturas ancestrales de África, Asia, Sudamérica y Australia.
En Nepal, cinco especies diferentes de abejas fabrican sus colmenas en los acantilados de las montañas del Himalaya. Los habitantes de las aldeas utilizan la miel en el té, también la venden a China, Corea y Japón, que la usan en fabricar remedios medicinales. El pueblo Gurung de Nepal sacrifica una oveja a los dioses de la montaña para conseguir excelentes cosechas de miel.
Cada región de Nepal utiliza su propia técnica para la recolección, pero todas encienden una hoguera bajo la colmena para que las abejas salgan y poder acceder al panal. Más tarde, con la ayuda de escaleras descienden por la cara del acantilado, que suelen estar cerca del agua y orientados hacia el sudoeste o el sudeste que es donde se encuentra la máxima luz solar, con cestas y pértigas. Algunos de ellos se quedan vigilando y suben y bajan la escalera según la necesidad. Esta escalera puede llegar a estar a 91 metros sobre el suelo.
Bajo la colmena se sostiene una cesta sobre una pértiga, mientras que otra pértiga con una hoz muy afilada corta los panales, dejándolos caer en la cesta.
La escalera de fibras de bambú de 70 metros de longitud se llama “prang”. El cazador de miel esta unido a la escalera por un “kaho chho”, un cinturón elaborado con fibras locales. La pértiga se llama “tango” o “ghochma”. La cesta o “korko” o “tokari” está fabricada con tiras de bambú y puede llenarse con 20 litros de miel, está forrada con piel de cordero para evitar que la miel se derrame.
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