30 de enero de 2018

COSTUMBRES DE LOS ESPAÑOLES EN LA COCINA SEGÚN MADAME D'AULNOY


Marie-Catherine le Jumelle de Barneville, baronesa d’Aulnoy (1651-1705) fue una escritora francesa, es conocida por sus cuentos de hadas y por sus relatos de su viaje a España, que fue escrito en el año 1679. Sobre las costumbres culinarias de los españoles dice:

“El pescado es muy raro, siendo imposible tenerlo fresco porque viene del mar, que está separado de Madrid más de ochenta leguas. Algunas veces llevan allí salmones, con los que hacen empanadas, que se comen con sabor de especias y de azafrán. Hay poco pescado de agua dulce, pero no hallan dificultades por todo eso, puesto que nadie ayuna, ni los amos, ni los criados, a causa de lo difícil que es hacerlo.

Adquieren la bula en casa del nuncio, que cuesta quince sueldos de nuestra moneda. Permite comer manteca y queso durante la cuaresma y los viernes y sábados de todo el año. Encuentro bastante singular el que coman ese día las patas, la cabeza, los riñones, y que no se atrevan a comer otra cosa del mismo animal.

Las carnicerías están abiertas lo mismo durante la Cuaresma que en el Carnaval. Es algo muy incómodo la manera como venden aquí la carne: está encerrada en casa del carnicero, al que se habla a través de un ventanillo; le piden la mitad de un ternero, y el resto en proporción; no se digna ni en responderos, ni os da absolutamente nada, teniendo que conformarse con una lonja de ternera, que os hace pagar por anticipado, y luego os da por su ventanillo un trozo de cordero; se lo devolvéis, diciendo que no es eso lo que queréis; lo vuelve a tocar, y en su lugar os da un pedazo de vaca. Se grita aún más fuerte para reclamar la ternera, pero él no se conmueve gran cosa; os arroja vuestro dinero y os da con la ventanilla en las narices.

Entonces uno se impacienta y se va a casa de otro que os hace otro tanto, y algunas veces es peor. De suerte que lo mejor es pedirles la cantidad de carne que se quiere y dejarlos que os den lo que ellos quieran. La carne es muy mal, por lo seca y negra; pero tal como es necesita mucho menos que en Francia para hacer una buena sopa. Aquí todo es muy nutritivo, y un huevo os aprovecha más que en otras partes un pichón. Creo que es un efecto del clima”.

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