28 de marzo de 2017

LA INFANCIA DE FELIPE III


Felipe III de España, el Piadoso (1578-1621), hijo de Felipe II de España y de Ana de Austria. Fue bautizado en la iglesia de San Gil por el arzobispo de Toledo, don Gaspar Guiroga. En sus primeros meses de vida sufrió de usagre (impétigo en la cara), que se atribuyó a un contagio de su nodriza. Su primera ama de cría fue doña Mariana de Vargas, siendo su sucesora doña Leonor de Garau, antigua nodriza de sus hermanos don Fernando y don Diego. Cinco nodrizas más le cuidaron, siendo doña Mariana de Vargas quien le destetó, cuando el príncipe don Felipe contaba con algo más de un año y medio.

El encargado de su educación fue don García de Loaysa, profesor muy exigente, antes de que amaneciera el niño tenía que levantarse para aprender sus lecciones, estimulándole en ocasiones con juegos, juguetes y golosinas. A los quince años, el príncipe, delicado de salud desde siempre, era un muchacho pálido, con el cabello rojizo, el labio inferior belfo como todos los de su linaje. Sus ojos eran azules como los de su padre, pero poco penetrantes. En definitiva era: glotón, perezoso, indeciso, abúlico, de complexión delicada, sumiso, de baja estatura, pero vigoroso, sin interés por los asuntos de Estado...

Un embajador veneciano dijo de él en 1595, cuando el príncipe contaba con dieciocho años:

“Su alteza tiene un carácter apacible, sentimientos generosos y conformes a los de su padre, a quien intenta imitar, no solo en sus acciones, sino también en sus palabras. Le gusta mucho el ejercicio de la caza, y se muestra muy sumiso y obediente a su padre: esto quizá se deba a la bondad de su naturaleza, a la educación que ha recibido, o a los consejos que le han dado de intentar parecerse a su hermano, el príncipe Carlos.

Asiste todos los días al Consejo de Estado, donde permanece una hora, aunque no demuestra gran interés. Le gusta mucho el estudio de las matemáticas; habla con facilidad varios idiomas y maneja bastante bien las armas. Se cree que se casará con la hermana de la reina de Polonia, de la casa de Austria, aunque el rey parece que se ocupa poco de su matrimonio, según la lentitud inherente al carácter español”.

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