ESTRUCTURA INTERNA DE UN MONASTERIO MEDIEVAL
Los monasterios medievales constaban de cuatro conjuntos arquitectónicos básicos:
El dedicado estrictamente a la vida religiosa, integrado por iglesia, claustro y habitaciones para monjes y novicios. El claustro estaba flanqueado por uno de los muros de la iglesia, era la seña de identidad que representaba a un monasterio. El claustro siempre facilitaba el acceso y luz a las partes más importantes; refectorio de monjes, dormitorios de monjes, bodega y despensa, sala capitular, etc.
El dedicado a la vida cultural, integrado por la escuela, la biblioteca y el scriptorium.
El dedicado al conjunto de instalaciones dedicadas a la vida económica del monasterio.
El dedicado al conjunto de instalaciones que relacionaban el monasterio con el exterior, orientadas a la caridad y hospitalidad. El monasterio daba albergue a peregrinos, monjes de paso, y en ocasiones, también a visitantes notables. También desempeñaron los monasterios una gran labor de beneficencia, sobre la base de que los bienes de la iglesia se consideraban como patrimonio de los pobres. En el siglo IX, el cargo de portero se desdoblo en dos: el custos hospitum para atender a la gente adinerada, y el limosnero, encargado de los pobres.
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