RADIESTESIA
La radiestesia o rabdomancia nació con el fin de encontrar minerales como el oro, a las ramas que se empleaban se les llamó “varas mágicas”. El adivino sostenía con una mano en cada extremo de la rama bifurcada, los dedos hacia arriba y apuntando al cuerpo, de manera que el tronco se extendiera hacia arriba y hacia adelante. Después, caminaba murmurando un encantamiento, hasta que el tronco empezaba a inclinarse, eso quería decir que había que excavar, ya que ese era el lugar idóneo donde se encontraban los minerales. Se suponía que los yacimientos eran visitados por duendes y otros seres mágicos. Las varillas pueden ser de material vegetal o metálicas, también es muy usual utilizar un péndulo.
Los romanos lo utilizaban para buscar aguas termales. Los antiguos egipcios también las utilizaban. A finales del siglo XVII, las varas se usaron para buscar tesoros, fuentes de agua y hasta personas desaparecidas. A finales del siglo XVIII, la búsqueda de agua fue la principal tarea de las varas mágicas, ese uso continúa hoy en día.
Muchas personas encuentran agua con la vara, van y vienen sobre un terreno donde se sabe que hay fuentes o corrientes de agua subterráneas. Cuando encuentra agua, la vara se inclina. Algunos utilizan además el péndulo. Lo entendidos dan unas recomendaciones para practicar la radiestesia. Dicen que cualquier madera puede servir, la mejor es la de avellano, ya que es muy flexible. Eso es esencial, pues la vara debe inclinarse con facilidad para desplegar los extremos de la bifurcación, eso le da cierta tensión.
En lugar de una vara bifurcada, puede utilizarse una percha de alambre, doblándolo en el centro, formando una “Y”. Se doblan los extremos ligeramente hacia afuera, se coge el gancho que se usará como extremidad de una vara.
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