16 de julio de 2016

GASTRONOMÍA MEDIEVAL


Se tienen pocas noticias de la gastronomía de la Edad Media. El ganso, el gallo salvaje y otras piezas grandes se sazonaban con ajos y cebollas, lo acompañaban de col blanca. En los castillos y algunos conventos, cocinaban de forma abundante, ya que contaban con materia prima suficiente, por recibirla como tributo. Un plato importante de la época fue el lechón asado con miel y relleno de pichones, lo adornaban con jalea de arándanos.

Los pueblos bárbaros y las invasiones originaron las cocinas regionales. Se basaban en la caza y les encantaba cocinar la carne en su propia sangre, no consumían productos agrícolas, excepto cuando los robaban. Los bárbaros solo cosechaban la col. Las técnicas de cocción eran mínimas, ya que solo medio cocían los alimentos. A los cocineros germanos les gustaba guisar con vino y vinagreta de laurel, que inventó un cocinero de Palermo. Cuando no cocían con vino utilizaban jugo de frutas, sobre todo en pescado y aves.

En la corte de Alfonso X el Sabio, en España, concretamente en el reino de Castilla, se daban normas y reglas para el buen funcionamiento de la cocina y el comedor. En el siglo XIII, en Castilla, se hacían cinco comidas al día: almuerzo por la mañana, yantar al medio día, merienda por la tarde, cena al caer el día, y “zahorar” sobre cenar o cenar por segunda vez por la noche. Se comía en una mesa larga. Las señoras comían separadas de los hombres, costumbre que siguió hasta el siglo XV. En el siglo XIV se introdujo en España el vino aromático con especias para brindar al final de las comidas.

En su libro “El buen amor”, el Arcipreste de Hita, enumera las buenísimas golosinas que preparaban las monjas: leturario de nueces, cominada de Alejandría, jengibrante, miel rosada, rossetta novela, alfeñiques, azúcares en polvo, terrones de azúcar candy, violado de confites y azúcares en cuadritos.

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