8 de julio de 2016

DIVORCIO POR IMPOTENCIA EN EL SIGLO XVI


En el siglo XVI, en los tribunales aceptaban la esterilidad y la impotencia como fundamento para los casos de divorcio. Se conocen tres casos del año 1590, los cuales fueron muy comentados en la corte.

Uno de ellos trataba de juzgar si un esposo era impotente, tal como su esposa afirmaba. Se convocó una reunión en casa del vicario de Madrid, a la que acudieron la esposa, Francisco Vallés (el Divino), médico del rey, y el cirujano Juan Fragoso, y por supuesto, el marido. Los médicos lo examinaron, y lo declararon potente, ya que estaba bien formado y con muy buena proporción en sus miembros, alegando que las causas de no poder engendrar podrían ser internas.

En otro de esos casos, una mujer acusó a su marido de haberla desflorado con los dedos. Los médicos tenían distintas opiniones. Uno de ellos informó que no existían defectos en los genitales, así que no sufría impotencia.

La tercera demanda de divorcio la interpuso una señora diciendo que su marido era impotente, y ella virgen, pero que estaba embarazada. Los médicos encontraron sus órganos bien dispuestos para la cópula. En cuanto a la esposa, unos aseguraban que no era posible, ya que había métodos para simular la virginidad. Otros dijeron que si era posible. Juan de Aviñón en su “Sevillana Medicina” dice: “Que la mujer se puede preñar quedando virgen, porque la simiente del hombre puede pasar a través de la tela vaginal de algunas mujeres, cuando ésta es rala y floxa y muy porosa”.

0 comentarios :