19 de mayo de 2016

ORIGEN DEL CHAMPÚ


A lo largo de la historia, el cabello ha sido uno de los principales quebradero de cabeza debido a lo difícil que era lavarlo. Sabían que el cabello debía ser lavado, tonificado y masajeado, además de tratarlo con substancias que resaltasen su colorido y su textura. Para ello utilizaban aceites, jabones, ungüentos que no estropeasen el cabello.

En Egipto, las mujeres rapaban sus cabezas y se ponían pelucas de pelo natural las cuales cuidaban lavándolas, tiñéndolas y perfumándolas como si te tratara de su propio pelo. En Asiria, los nobles y los generales llevaban pelucas rizadas en cascada. Las mujeres de esa misma civilización sujetaban sus cabellos naturales con turbantes de tela de colores. Las mujeres israelitas recogían su cabello con redecillas adornadas con pasadores de metal en forma de media luna. Perfumaban el cabello antes de entrar de meterse en la cama.

En la antigua Grecia, las mujeres teñían sus cabellos dos mil quinientos años atrás. Lo adornaban con flores y hojas de laurel. Para lavarlo usaban substancias exóticas como la yoyoba, hierbas aromáticas, aguas de flores, etc.

En la Edad Media, no se cuidó mucho el cabello, ya que estaba escondido bajo la toca. En el siglo XIV, empezó a asomar por debajo de las tocas, hasta terminar siendo un complemento de belleza más. Las señoras lo aclaraban con un jabón especial que traían de Francia, además de limpiarlo, eliminaba la grasa y le daba un tono entre rubio y blanco, una especie de mechas.

En 1877, un inventor inglés, fabricó el primer champú. Fue en París en 1880 donde se puso de moda. Ese primer champú estaba elaborado a base de jabón negro hervido en agua a la que se añadían cristales de sosa. La palabra champú empezó a emplearse en el año 1900, antes se le llamaba shampo, que procede de la voz hindi shampo que significa; apretar y restregar.

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