LA ISLA DE AILSA GRAIG Y EL CURLING

El Curling es un deporte de precisión que se practica en una pista de hielo. Dos equipos de cuatro jugadores compiten deslizando ocho piedras de granito de 20 kilos cada una sobre una pista de hielo. Una vez lanzada la piedra, sus compañeros van cepillando el suelo con el único fin de modificar el efecto giratorio (curl) que el lanzador le dio a la piedra, de esta manera, tienen que intentar que esta se acerque lo máximo posible a un blanco, situado en el centro al final del pasillo.

Casi todas las piedras con las que se practica el curling proceden de una pequeña isla escocesa, los entendidos cuentan que no existen piedras que giren como las de la isla de Ailsa Graig.

La isla está situada a unos quince kilómetros de la costa escocesa, ocupa unas 90 hectáreas. De ella salen las dos variedades de granito que se utilizan para jugar. La capa que se desliza sobre el hielo se fabrica con la variedad de granito azul; la central, o capa de golpeo, con granito verde común, que es ideal para que las piedras no se rompan cuando chocan.

Que estas piedras sean las mejores se explica a partir de la historia geológica de la isla, formada hace 60 millones de años. La isla es una intrusión volcánica, se trata de una masa de magma que se abrió paso entre las formaciones que ya existían. El magma se enfrió con rapidez y formo granito, mientras que la roca próxima se erosionó. Al final lo único que subsistió fue la roca que hoy forma Ailsa Graig, muy dura y resistente.

A medida que cristalizaba, la roca volcánica desarrolló una superficie fuerte y uniforme. Las cualidades de ese granito lo convierten en la ”piedra de oro” para los que practican el curling. Cuentan que la isla es un lugar místico.