13 de abril de 2016

EL TIEMPO EN LA EDAD MEDIA


En la Edad Media, las fiestas religiosas servían para medir el paso del año. El día estaba dividido en doce horas de día y doce de noche, en invierno las horas de la noche eran más largas que las del día y en verano al contrario. El mediodía era la sexta hora, la primera o prima era el amanecer y la duodécima, vísperas, al comienzo de la noche. Tercia y nona correspondían a cada una de las mitades. En tercia se rezaba el oficio de completas, en la sexta se rezaban maitines y la novena correspondía a laudes.

En las casas de las clases altas se utilizaban cirios que duraban tres o cuatro horas y calculaban que tres cirios correspondían a una noche. También utilizaban relojes de arena y relojes de agua.

Tanto los campesinos como las personas de la ciudad iniciaban su jornada al alba, su despertador era o bien las campanas de alguna iglesia cercana o el canto del gallo. Como dormían con las mismas ropas que usaban durante el día, ni perdían tiempo en vestirse. Después de lavarse la cara, si lo hacía, se iba a trabajar. A media mañana almorzaban y a mediodía comían. Los señores dormían la siesta, los campesinos volvían al trabajo. Al anochecer cenaban algo muy ligero. Los ricos encendían cirios o antorchas para iluminar sus casas, los pobres se conformaban con las llamas de sus chimeneas, y en lugar caso había afortunados que encendían alguna lámpara de aceite.

Se acostaban muy pronto, metiéndose en la cama dos o tres personas, desnudos en verano y vestidos en invierno. Al final de la Edad Media se empezó a precisar con más exactitud el paso del tiempo.

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