EDUCACIÓN EN LA ANTIGUA GRECIA

La educación era muy importante en la Antigua Grecia. La cultura de los griegos fue sobre todo oral, pero tenían un gran nivel tanto escolar como de alfabetización. La educación no era gratuita, pero si económica. La ley ateniense establecía los horarios, los cursos, y el control de los profesores, todo ello para garantizar la protección moral de los alumnos.

La escolarización empezaba a los siete años, y solía durar dos o tres años, aunque algunos podían estar estudiando diez años. Se estudiaba lectura, escritura, música, asimilación de valores tradicionales y educación física. La formación profesional corría a cargo de la familia o de alguien de confianza que enseñaba al joven algún oficio.

A finales del siglo IV a. C., los jóvenes hacían dos años de servicio militar cuando cumplían dieciocho años. Las niñas, normalmente, se formaban en su casa, y no recibían educación ni dentro de casa ni fuera de ella. Las virtudes más consideradas de las jóvenes eran la modestia, la castidad y la obediencia.

A partir de la segunda mitad del siglo V a. C., se puso de moda el movimiento sofístico, que estaba formado por sofistas que daban mucha importancia a la reflexión filosófica del ser humano y la sociedad. Eran buenísimos oradores. Su labor era formar a la juventud para tener éxito en la vida, afirmaban que su objetivo era enseñar a tener capacidad para dirigir los asuntos públicos y privados.

Con la llegada de Platón todo cambio tanto en el papel de la mujer en la sociedad, como en la educación. Platón considera que los hombres y las mujeres tienen las mismas capacidades intelectuales y, por tanto, que tienen los mismos deberes y derechos políticos, incluyendo la posibilidad de gobernar.

También era partidario de suprimir la institución familiar, de las uniones entre los hombres y mujeres en edades fértiles que las debían fijar el Estado, que buscará los individuos más capaces para que los hijos sean más inteligentes, más sanos y más fuertes.

También decía que la educación corresponde al Estado, que se hará cargo de la educación de las niñas y niños. Continuaba diciendo que la educación es igual para todos y que a los niños se les enseña jugando, sin abusar de la fuerza.

Su manera de programar el plan de estudios de un niño o niña era el siguiente: comenzaban a eso de los diez años con la gimnástica, para desarrollar el cuerpo, debían asistir a la guerra, aunque sin participar en ella, para id adquiriendo valor. También debían estudiar música, composición y poesía para cultivar el espíritu.

Los que destacaban de entre ellos pasaban a estudiar a partir de los veinte años las distintas disciplinas superiores del saber, destacando en las matemáticas, en cuyos rendimientos se habían iniciado desde niños. A partir de los treinta años se producía otra criba y los que la superaban procedían a estudiar la dialéctica, a la que se dedicaban durante veinte años entre la teoría y la práctica. Los que llegaban al grado más alto de este camino eran los que debían gobernar el Estado.