COSAS DE MUJERES

Las mujeres arapesh de Nueva Guinea no sienten nunca dolores menstruales. Se debe a que permanecen horas sentadas en un trozo de corteza de árbol húmeda. El frío y las ortigas con las que se rozan sin querer anulan la sensación de dolor.

Las madres de la tribu pondos de Sudáfrica desean fervientemente que sus hijos se casen con tantas mujeres como les sea posible. La razón es que las recién casadas pasan a ser esclavas de su suegra.

En los harenes sudaneses a las concubinas después de perder la virginidad, sus amos, para ponerlas a salvo de los eunucos que conservaban sus genitales, les colocaban en el interior de la vagina una vara de bambú de 30 centímetros que se sujetaba con correas a las piernas de la mujer.

Una ley de 1634 en Maryland, Estados Unidos, obligaba a las mujeres viudas que habían heredado propiedades de sus maridos, a casarse en seis años. Si no se casaban, perdían sus posesiones, que pasaban al pariente masculino más cercano.

Las mujeres de Esparta, para probar el carácter de los recién nacidos, en lugar de lavarlos con agua lo hacían con vino. Creían que, si el niño era epiléptico o estaba enfermo, convulsionaban al contacto con el vino. Otras madres los lavaban con agua helada y con orina, el fin era el mismo.

Las mujeres karo-batak, de Sumatra, se introducen en la vagina una bola de opio como método anticonceptivo.

En el norte de Inglaterra, desde el siglo VII hasta el siglo XII a las mujeres que protestaban o que no callaban nunca, se les ponía un bozal metálico sobre la cara y la boca, el “acial”, con una mordaza también de metal, que les ocasionaba graves lesiones en el paladar y la cavidad bucal. Una vez amordazadas eran paseadas por las calles atadas con una cuerda.

Investigadores del Positiva Health Center de Harley Street, en Londres, has descubierto que las mujeres con dotes de mando y muy activas tienen en la sangre más cantidad de norepinefrina que las demás. Se trata de una hormona que convierte las situaciones de tensión y estrés en momentos de placer.