BICARBONATO
Los médicos de la antigüedad recomendaban consumir hojas de menta piperita, o leche. Esos remedios inhibían la producción de pepsina, un poderoso componente del jugo gástrico, que es el culpable de la irritación de las mucosas del estómago.
Los sumerios solían recetar bicarbonato de sodio, y se ha seguido utilizando, por sus buenos resultados. En el Antiguo Egipto la gente utilizaba una mezcla de carbonato de sodio y bicarbonato de sodio, lo llamaban natrón, lo utilizaban para la higiene personal, producir cristal, momificar, etc.
En 1801, Valentín Rose descubrió el bicarbonato de sosa. Llegó a ello después de observar que muchas aguas minerales eran ricas en ácido carbónico. Pronto se dio cuenta de que el ácido carbónico era un buen antiácido, ya que tenía virtudes tonificantes que mejoraban los síntomas.
En 1873, apareció en el mercado la “leche de magnesia Phillips”, idea de Charles Phillips, químico aficionado y fabricante de velas y cirios. Para la fabricación de su leche combinaba un antiácido en polvo y magnesia laxante. Fue todo un éxito ya que tomado en pequeñas dosis calmaba las molestias en poco tiempo. En 1931 se descubrió el AlkaSeltzer que servía para todo: acidez de estómago, dolor de cabeza, gripe, mareos, etc.
Otros usos del bicarbonato:
Alivia el dolor de estómago.
Ayuda con problemas digestivos.
Alivia la hinchazón y los gases.
Neutraliza el ácido.
Mata hongos, moho y parásitos.
Alivia la tos y dolor de garganta.
Reduce la duración del resfriado y la gripe.
Ayuda equilibrio del pH.
Reduce los síntomas de la gota.
Se usa para tratar infecciones del tracto urinario.
Reduce el dolor muscular y la fatiga.
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