16 de enero de 2015

HISTORIAS DE NOSTRADAMUS


Michel de Nôtre-Dame (1503-1566), conocido como Nostradamus, fue un médico, astrólogo y adivino francés de familia de origen judío y convertidos al cristianismo. Es conocido mundialmente por su obra profética “Les Prophéties” (Las profecías), publicada por primera vez en 1555. Este libro está escrito bajo la forma de pequeños poemas de cuatro estrofas, con símbolos, alegorías y enigmas, mezclando el provenzal, el latín, hebreo, italiano, árabe y griego. Todas esas precauciones en la manera de escribir fueron para evitar tener problemas con la inquisición. Unos le apoyaron y otros que era un siervo del diablo.

Hay diferentes historias en torno a su vida, cuentan que en una ocasión a las puertas de la ciudad italiana de Ancona, se cruzó con tres monjes franciscanos que mendigaban, Nostradamus al verlos bajo del caballo y se arrodilló ante uno de ellos y con la cabeza inclinada en señal de respeto. Los monjes sorprendidos le pidieron que se levantase, pero él se negó diciéndoles: “Debo inclinarme y doblar la rodilla frente a Su Santidad”. Eso se lo decía al hermano Felice Peretti. Los monjes se marcharon asombrados. En 1585, cuarenta años más tarde, Felice Peretti ascendió a Papa con el nombre de Sixto V. Nostradamus llevaba muerto 19 años.

Catalina de Medicis, gran aficionado a todo lo mágico y misterioso, quedó impresionada por Nostradamus y lo nombró médico y astrólogo del reino de Francia. Allí, alojado en un magnífico palacio, rodeado del respeto y la admiración de todos, Nostradamus vivió algunos años dibujando horóscopos y escribiendo profecía para los reyes, nobles y gente de la corte.

Una noche tuvo que dormir en una posada, el posadero quiso ponerle a prueba para comprobar sus artes adivinatorias. Tenía dos cerdos, uno negro y uno blanco, y le preguntó cuál de ellos cenarían esa noche. Nostradamus le respondió que el negro, porque al blanco se lo iba a comer un lobo. El posadero intentando avergonzar a Nostradamus, ordenó sacrificar al cerdo blanco para cenar. Al rato, un lobo se coló en la posada y se comió el cadáver del cerdo blanco justo antes de empezar a cocinarlo. De esa manera, Nostradamus demostró que tenía razón en su premonición. 

En 1566, poco antes de morir, Nostradamus hizo grabar una cifra sobre una pequeña lápida de metal, ordenó que la colocasen en su féretro con él. En 1770 cuando se trasladaron sus restos a una tumba más apropiada, el sarcófago con sus restos fue abierto. La lápida de metal permanecía en el mismo siempre y se leía 1770. Había adivinado la fecha de su propia exhumación.

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