SACRIFICIOS MAYAS

La decapitación se utilizaba solamente para los sacrificios más importantes, como con los reyes de los pueblos enemigos, o para los perdedores del juego de la pelota (Po-Ta-Pok). La decapitación estaba muy vinculada a los mitos mayas. En ocasiones a las víctimas del sacrificio se les cortaba la cabellera, se les golpeaba y a veces se les destripaba.

Extraer el corazón de la víctima era el sacrificio más habitual, solía hacerse en la cúspide de la pirámide. Se desnudaba a la víctima, la pintaban de color azul (color del sacrificio) y le ponían un tocado puntiagudo. La tumbaban sobre una piedra y se extraía el corazón con el cuchillo sacrificial, que se ofrecía al dios del templo. El cadáver se arrojaba por las escaleras del templo hasta el patio, donde el sacerdote lo desollaba, para cubrirse con la piel del difunto y realizar una danza ritual.

En el sacrificio de flechas, la víctima era atada a una estaca mientras se realizaba una danza ritual. Se le dibujaba una marca blanca en el corazón, eso serviría de diana a los arqueros, que disparaban sus flechas en turnos sobre la víctima, hasta que su pecho quedaba cubierto de flechas. Era muy importante que la víctima falleciera poco a poco, mientras los arqueros bailaban a su alrededor.

Para desangrar a la víctima se le clavaba un objeto puntiagudo. La sangre se ponía sobre los ídolos o se recogía en un papel para luego quemarlo. Punzaban la lengua, las orejas o los labios. La sangre de los genitales era la más preciada, ya que creían que era un potente fertilizante para los cultivos.

El sacrificio de animales era la ofrenda más habitual. Para ello utilizaban ciervos, perros y aves. En ocasiones se sacrificaban jaguares o caimanes.

La ciudad de Chichén Itzá tenía dos desagües naturales. El más grande, el Cenote Sagrado, era utilizado para sacrificios humanos. Cuando tenían sequía se arrojaba a las víctimas al Cenote como ofrenda al dios de la lluvia, Tiàloc. Los ataban con una cuerda y, cuando se ahogaban, se sacaba el cuerpo y se enterraba. A estas ceremonias acudían multitud de personas que oraban durante el sacrificio.