BUQUE DE GUERRA VASA
El 10 de agosto de 1628, en los astilleros de Estocolmo, se
botó el buque de guerra “Vasa”. Era el mayor de los cuatro navíos que el rey
Gustavo Adolfo II de Suecia mandó construir. El Vasa, medía setenta metros de
largo por doce de ancho; el palo mayor tenía cincuenta y cinco metros de
altura, desde la quilla, diez gigantescas velas de 1275 metros cuadrados cada
una, tenía dos puentes. El castillo de popa se elevaba a más de quince metros
sobre el nivel del mar. Desplazaba 1210 toneladas. Tenía sesenta y cuatro
cañones (cuatro de ellos pesaban más de una tonelada). Podía transportar a unos
tres mil soldados. Para su construcción se utilizaron más de mil robles suecos
y se decoró con miles de figuras coloreadas (para provocar miedo a los enemigos
y que los amigos lo admirasen.
Días antes de la botadura, se hizo la prueba de estabilidad,
que consistía en que treinta hombres corriesen de una borda a otra por la
cubierta superior, en la tercera vuelta, tuvieron que mandar parar porque el
barco empezó a inclinarse. No hicieron mucho caso al incidente. Así que el 10
de agosto, el barco zarpó ante una multitud de curiosos, incluido el rey y su
corte.
El barco empezó a maniobrar rumbo a la salida del puerto, de
repente, una ráfaga de viento le sorprendió con las troneras de los cañones
abiertas, lo que hizo que el barco se tumbara, empujándolo contra el malecón
del puerto. El golpe lo volvió a enderezar, pero de nuevo se volvió a escorar
hacia el otro lado, y eso ocasionó que entrara agua por las cañoneras abiertas.
Minutos después, el barco se fue a pique. Murieron cincuenta personas.
Parece ser que el rey, había dado orden de modificar el
diseño inicial, añadiendo varias cubiertas más de las previstas y aumentando la
altura del castillo de popa. El problema fue que los constructores navales no
amoldaron el casco a esos cambios. Se abrió una investigación, no sirvió de
nada, se dio carpetazo al asunto.
Como el barco no se había hundido a mucha profundidad, se
organizó un rescate submarino. Con ayuda de una campana de aire, se realizaron
inmersiones de hasta media hora de duración. Se recuperaron algunas cosas, por
ejemplo, casi todos los cañones.
Después de reposar en el fondo del mar, más de trescientos
años. En 1956, Anders Franzén, lo encontró, y organizó un rescate. Unos buzos
cavaron unos túneles estrechos por debajo del casco del barco, a través de los
cuales pasaron unos cables. Muy despacio fueron acercando el casco hasta aguas
menos profundas, y empezaron a achicar el agua en su interior.
El casco empezó a flotar y los últimos metros los recorrió
deslizándose sobre su propia quilla. Además del casco, también se recuperaron
unas veinticinco mil piezas variadas, seis de las diez velas, y veinticinco
cadáveres (los esqueletos).
El Vasa se puede visitar en el “Museo Vasa” (se construyó
este museo para albergar el buque) en Estocolmo, Suecia.
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