23 de enero de 2015

BUQUE DE GUERRA VASA


El 10 de agosto de 1628, en los astilleros de Estocolmo, se botó el buque de guerra “Vasa”. Era el mayor de los cuatro navíos que el rey Gustavo Adolfo II de Suecia mandó construir. El Vasa, medía setenta metros de largo por doce de ancho; el palo mayor tenía cincuenta y cinco metros de altura, desde la quilla, diez gigantescas velas de 1275 metros cuadrados cada una, tenía dos puentes. El castillo de popa se elevaba a más de quince metros sobre el nivel del mar. Desplazaba 1210 toneladas. Tenía sesenta y cuatro cañones (cuatro de ellos pesaban más de una tonelada). Podía transportar a unos tres mil soldados. Para su construcción se utilizaron más de mil robles suecos y se decoró con miles de figuras coloreadas (para provocar miedo a los enemigos y que los amigos lo admirasen.

Días antes de la botadura, se hizo la prueba de estabilidad, que consistía en que treinta hombres corriesen de una borda a otra por la cubierta superior, en la tercera vuelta, tuvieron que mandar parar porque el barco empezó a inclinarse. No hicieron mucho caso al incidente. Así que el 10 de agosto, el barco zarpó ante una multitud de curiosos, incluido el rey y su corte.

El barco empezó a maniobrar rumbo a la salida del puerto, de repente, una ráfaga de viento le sorprendió con las troneras de los cañones abiertas, lo que hizo que el barco se tumbara, empujándolo contra el malecón del puerto. El golpe lo volvió a enderezar, pero de nuevo se volvió a escorar hacia el otro lado, y eso ocasionó que entrara agua por las cañoneras abiertas. Minutos después, el barco se fue a pique. Murieron cincuenta personas.

Parece ser que el rey, había dado orden de modificar el diseño inicial, añadiendo varias cubiertas más de las previstas y aumentando la altura del castillo de popa. El problema fue que los constructores navales no amoldaron el casco a esos cambios. Se abrió una investigación, no sirvió de nada, se dio carpetazo al asunto.

Como el barco no se había hundido a mucha profundidad, se organizó un rescate submarino. Con ayuda de una campana de aire, se realizaron inmersiones de hasta media hora de duración. Se recuperaron algunas cosas, por ejemplo, casi todos los cañones.

Después de reposar en el fondo del mar, más de trescientos años. En 1956, Anders Franzén, lo encontró, y organizó un rescate. Unos buzos cavaron unos túneles estrechos por debajo del casco del barco, a través de los cuales pasaron unos cables. Muy despacio fueron acercando el casco hasta aguas menos profundas, y empezaron a achicar el agua en su interior.

El casco empezó a flotar y los últimos metros los recorrió deslizándose sobre su propia quilla. Además del casco, también se recuperaron unas veinticinco mil piezas variadas, seis de las diez velas, y veinticinco cadáveres (los esqueletos).

El Vasa se puede visitar en el “Museo Vasa” (se construyó este museo para albergar el buque) en Estocolmo, Suecia.

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