19 de enero de 2015

DEMANDAS CURIOSAS (2)


El señor Merv Grazinsi, de Oklahoma, compró una autocaravana. En su primer viaje mientras conducía por una autovía, selecciono una velocidad de crucero a 120 kilómetros, y se fue a la parte trasera a prepararse un café. Mientras estaba tomando el café, la curva y se estrelló. Merv decidió denunciar a Winnebago, la marca de la caravana, por no avisar e el manual de uso de que el programador de velocidad no era un piloto automático. El fabricante fue condenado a indemnizar a Merv con 1.750.000 dólares y a darle una autocaravana nueva. Desde ese momento en el manual del vehículo se avisaba.

Kathleen Robertson, de Texas, fue indemnizada con 78.000 dólares después de tropezar y romperse un tobillo, ocurió en una tienda de cocinas. El causante fue un niño, ese pequeño era el propio hijo de la señora Robertson.

A Carl Truman, de California, le pagaron 74.000 dólares y los gastos médicos como compensación, por haber pasado su vecino con el coche por encima de su mano. Lo curioso es que en el momento del atropello, Carl estaba robando los tapacubos del vehículo mientras el vecino lo ponía en marcha.

Cathy McGowan, ganó un concurso, contestando correctamente a una pregunta, en un programa de radio. Demandó a la emisora porque el premio era un Renault Clio, cuando fue a recogerlo le entregaron un coche de juguete.

Timothy Dumouchel, de Wisconsin, demandó a una compañía de televisión por hacer hecho engordar a su esposa y convertir a sus hijos en unos vagos. Alegó que la razón por la que fumaba, bebía cada día y su mujer sufría sobrepeso era porque veían la televisión cada día desde hacía cuatro años.

Marina Bai, una astróloga rusa, demandó a la NASA por “interrumpir el equilibrio del Universo”. Dijo que la sonda espacial Deep, que impactaría con un cometa para recoger el material resultante de la explosión para estudiarlo, era un acto terrorista.

Terrence Dickson, de Pennsylvania, estaba abandonando una casa que acababa de robar, decidió salir por el garaje. Al llegar a la puerta del garaje, que daba a la calle, se dio cuenta que estaba atascada. Volvió sobre sus pasos, y se llevó una sorpresa, la puerta era de un único sentido, y no podía salir o volver a la casa. La familia dueña de la casa estaba de vacaciones. Dickson tuvo que pasar ocho días encerrado en el garaje. Sobrevivió con unas coca-colas y comida para perros. Cuando salió, le puso una denuncia contra el dueño de la casa por los daños morales que había sufrido. El propietario tuvo que indemnizar al ladrón con 500.000 dólares.


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