ORIGEN DEL ASCENSOR
El primer ascensor fue construido en el Palacio de Versalles
para el uso privado de Luis XV. El rey vivía en los aposentos del primer piso,
y usaba el ascensor para visitar a sus amantes instaladas en las plantas
superiores de palacio, de esa manera nadie lo veía. La primera en utilizar el
ascenso del rey fue Madame Châteauroux, en 1743.
El sistema de ese primer ascensor era muy simple; unos
contrapesos de fácil manejo, era totalmente manual. El monarca estaba encantado
y decía: “No está mal, que al cielo suba uno en tan ligero vuelo”.
El primer ascensor mecánico tardó en fabricarse, fue en el
año 1829, en Londres. No era un ascensor al uso, sino una atracción de feria.
Tenía una capacidad para diez personas. Se instaló en el Coliseum de Londres,
en el Regent’s Park, donde un hombre gritaba las excelencias de ese ascensor.
El primer uso del ascensor como lo conocemos hoy en día,
tuvo lugar en Nueva York, el 23 de marzo de 1857. Lo construyó Elias Otis, para
utilizarlo en unos grandes almacenes de cinco plantas. Estaba equipado con un dispositivo
de seguridad que frenaba la cabina en caso de caída. Otis se dedicaba a montar
en el ascensor, se dejaba caer desde una altura considerable, ordenaban que
cortaran el cable, y cuando la gente miraba asustada, accionaba el dispositivo
de seguridad, y Otis llegaba al suelo sano y salvo ante los aplausos del
público. Años después Otis murió en la miseria y olvidado por todos, en un
lugar triste y pobre de Manhattan.
En 1889 el francés Leon Edoux instaló en la Torre Eiffel de
París un gran ascensor con capacidad para recorrer ciento sesenta metros de
carrera ascendente. Él mismo, había instalado en 1887, dos ascensores de
pistones hidráulicos de veintiún metros de altura en la Exposición de Paris.
También en 1887, Siemens, construyó el primer ascensor
eléctrico que era capaz de alcanzar una velocidad de dos metros por segundo.
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