16 de octubre de 2014

AVICENA


Abu Alí Ibn Sina, conocido como Avicena, nació durante el mes de safar (segundo mes del calendario musulmán, tiene 29 días) del año 310 de la hégira, que correspondía al de agosto del 980, en la ciudad, en aquel momento persa, de Afsana. Desde muy joven demostró una gran capacidad para el estudio de materias humanísticas, aritméticas y geométricas, era considerado un genio precoz.

Años después, en la ciudad de Bujara, su padre le puso en contacto con maestros que le introdujeron en el mundo de Aristóteles, Euclides, Tolomeo y los pensadores peripatéticos.

Siguió sus estudios de filosofía y teología. Sus ganas de aprender cosas nuevas le llevaron a comenzar los estudios de medicina. Considerando esencial la observación directa del enfermo como instrumento necesario para el diagnostico y el tratamiento adecuado, cosa no muy normal hasta entonces.

Gracias a su buen hacer como médico, tuvo muchos pacientes ilustres, que le dieron un trato de favor, eso le sirvió para aumentar la posibilidad de seguir con sus investigaciones científicas.

Curó al gobernador del Jurasán, eso le permitió acceder directamente a su enorme y rica biblioteca, sobre eso Avicena escribió: “… vi los libros cuyos nombres jamás habían sido conocidos por muchos y que yo no había visto antes, ni volví a ver después. Leí estos libros, recogiendo sus frutos y ponderando el nivel de cada autor dentro de la ciencia…”. Por sus actividades médicas, le nombraron ministro (visir).

En el plano de los estudios médicos, Avicena sería, junto con Hipócrates y Galeno, el elemento que tendría una mayor influencia en épocas posteriores. En el ámbito de la filosofía pura, fue el mejor lector e intérprete de la obra de Aristóteles. En el plano teológico su creencia era la existencia de Dios, elemento imprescindible para la existencia de las cosas. Un único Ser Necesario.

Avicena dominaba el árabe, el persa y el turco, sus obras las escribía en las dos primeras. Se conocen los títulos de unas 242 obras. Las más importante de todas sus obras son: “Al-Chifá” (la curación), se trata de un inmensa enciclopedia de todo el saber de su tiempo. Su principal escrito médico, “Al-Qanum fi-Tebb” (canón de la medicina).

Poco cuidadoso de su salud física, Avicena murió en el mes del ramadán del año islámico de 428, correspondiente al cristiano de junio-julio de 1037.

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