EL CAVA EN ESPAÑA
La llegada del champagne (desde 1972 llamado cava) a España está asociada a la familia Codorníu, vinculada a la producción de licores, que ya fabricaba mistelas en el siglo XVI. Los sucesores prosiguieron con el negocio y en la década de 1870, Josep Raventós i Codorníu (1824-1885), dueño de la empresa, amplió sus producciones y envió a Manel Monserrat, su hombre de confianza, a la ciudad de Reims, en Francia, para que aprendiera el proceso de elaboración del cava.
Cuando regresó en 1872, la primera botella de cava español vio la luz, iniciando su venta en 1879. La calidad de la bebida era superior, en poco tiempo (1895), ganó el primer premio de la Exposición de Burdeos, a pesar de que los franceses quisieron amañar el resultado. Su consumo se extendió primero a Cataluña, a principios del siglo XX, lo bebía la burguesía, ya que lo consideraban un licor propio de su clase.
En 1939 se hizo popular y habitual en el resto de España. Desde 1789, la población de Sant Sadurní d’Anoia, Barcelona, ubicada en el Penedés, se convirtió en la segunda capital del mundo, después de Reims, en producción de vinos espumosos, pero no la única en España. En la actualidad en muchos lugares de España se fabrica.
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