PEDRO I DE PORTUGAL Y SU DEFENSA A LAS MUJERES
El rey Pedro I de Portugal era muy cuidadoso con las mujeres,
tanto las de su casa, las de sus oficiales y las del pueblo, por esa razón,
castigaba duramente a los que dormían con mujeres casadas o vírgenes, así como
con monjas.
Una de las anécdotas cuenta que vivía en palacio un oficial
llamado Lorenzo Gálvez, hombre muy entendido y juicioso, cumplidor de todas las
cosas que el rey ordenaba. El rey se fiaba muchísimo de él. Su esposa se
llamaba Catalina Tosse, mujer muy apuesta, lozana y de maneras y costumbres
graciosas.
En ese tiempo vivía en palacio un escudero, gran campeón de
torneos y cacerías, se llamaba Alfonso Madeira, por buena persona y leal, el
rey le apreciaba mucho. Alfonso se enamoró de Catalina Tosse, y sabiendo el
peligro que corría, se conformó con mirarla a todas horas. Para poder pasar más
tiempo con ella, trabó amistad con el marido y por cualquier sitio que iba uno,
iba el otro.
Alfonso cantaba poniendo de manifiesto sus dotes y
expresando toda su amor por Catalina, tanto insistió que sus deseos se
cumplieron. El rey, al enterarse, apenándose tanto como si Catalina fuese su
propia mujer o su hija, y a pesar de tenerle mucho cariño a Alfonso, mandó que
lo detuvieran en su habitación y le cortasen los genitales.
Después de esto lo dejaron libre, y sanó y engordó de
piernas y cuerpo, y vivió algunos años con el rostro pálido y sin barba, murió
años después de muerte natural.
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