WILLIAM HENRY IRELAND, EL FALSIFICADOR DE SKAKESPEARE
William Henry Ireland (1777-1835) descubrió en una finca
rural, en el año 1796, un maravilloso tesoro: unas cartas de amor dirigidas por
Skakespeare a su amante, una nueva versión de El rey Lear, un fragmento de
Hamlet, varios legajos y otros documentos.
Además de dos obras de Shakespeare completas y desconocidas
que se habían extraviado, “Vortigern y Rowena”, una historia de amor durante la
conquista sajona y “Enrique II”, ambas escritas por el autor. La mayoría de los
investigadores que las examinaron, incluido James Boswell (una de las figuras
más singulares de las letras inglesas. Su obra maestra fue, La vida de Samuel
Johnson), quedaron embriagados.
Vortigern fue representada el 2 de abril de 1796, pero
empezaron a surgir dudas y el público del Teatro Drury Lane gritó, burlándose.
Cuentan que el primer actor, Hohn Kemble, sospechó que la
obra era ficticia y quiso convertirse él en compinche de la broma, por lo que
intentó, sin lograrlo, que la obra fuese estrenada un día antes, el 1 de abril,
cuando en Inglaterra se celebra el día de los Inocentes. Solo se represento en
esa ocasión.
Antes de terminar el año, Ireland confesó que todo era
mentira, una burda falsificación compuesta y escrita por él en papeles viejos y
manchados con tintes claros para hacerlo más creíble. Ireland no fue castigado,
más bien nadie se creyó que precisamente él fuera capaz de falsificar una obra
de Shakespeare.
Años después, se empezaron a cotizar las falsificaciones de
Ireland y él, viendo un gran negocio, comenzó a fabricar falsificaciones de sus
falsificaciones, llegando a existir hasta siete manuscritos originales de
Vortigern.
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