ELLOS OPINAN SOBRE ELLAS
Auguste Comte (1798-1857), pionero de la sociología decía sobre las mujeres: “La subordinación de la mujer es natural y se mantendrá en la nueva sociedad”. Proseguía: “El sexo femenino se encuentra en un estado de infancia perpetua”, “La igualdad de los sexos es incompatible”.
El naturalista Plinio el Viejo aseguraba que la presencia de una mujer con el período provocaba que las semillas se esterilizasen, que el vino se picase y que las abejas dejasen de hacer miel y murieran. También llegó a decir que los niños prematuros habían sido engendrados durante el interlunio. Además creía que bostezar durante el coito es mortal y estornudad impide la fecundación.
Jan Baptista Van Helmont (1579-1644), alquimista y químico, decía que para obtener ratones bastaba con mezclar íntimamente en un recipiente una camiseta de mujer, si es posible sudada y sucia de trigo. De esa manera, al cabo de un tiempo, nacía por generación espontanea, una cría de ratón.
Nicolás Venette (1633-1698) afirmaba que la mujer puede autofecundarse si se le perfora el clítoris.
Luis Lobera de Ávila (1480-1551) decía saber cuál era la forma de saber quién era el culpable de la esterilidad en una pareja. Proponía que orinasen ambos, cada uno encima de una lechuga, la lechuga que primero se seque es la que señala a la persona estéril.
En 1906 se celebró una convención atlética, el doctor Dudley Sargent (1849-1924), director del gimnasio de la Universidad de Harvard, dijo que deportes como el baloncesto son muy peligrosos para las mujeres, ya que estas son incapaces de mantener un esfuerzo mental y físico de forma prolongada.
El parto mediante cesárea, era en el siglo XIX, un práctica de gran riesgo, pero el médico Thomas Radford y otros colegas suyos de todo el mundo, defendían el parto con cesárea con el argumento de que la única función de la mujer era tener hijos y que si los órganos involucrados no funcionaban, carecía de importancia si perdía la vida durante o después de una cesárea.
El médico francés Federé prohibía casarse a todas las mujeres cuyas caderas no sobrepasasen las catorce pulgadas de diámetro sacro-ventral en el límite superior, porque, en su opinión, no eran aptas para la gestación.
De Serves decía que una de los motivos de la esterilidad femenina era la belleza excesiva. Según él, estas mujeres atraen más sangre hacia las distintas partes del cuerpo, de manera que no les queda fluido libre para formar el semen.
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