PIETRO D'ABANO Y LAS PIEDRAS EN EL RIÑÓN

Pietro d'Abano (1246-1320), era un célebre alquimista y astrólogo, partidario de Averroes. Escribió un libro, entre otros, titulado “Conciliator differentium”, es muy curioso y nos enseña los pensamientos y la manera de curar algunas enfermedades en esa época.

Decía, entre otras cosas, que el corazón era el punto de partida de los nervios, que el calor y el espíritu eran una misma cosa, que el dolor material es idéntico al formal, si es preferible tener la cabeza grande o pequeña.

Para curar los dolores nefríticos aconsejaba dibujar la figura de un león sobre una placa de oro, que llevara colgado al cuello del enfermo, precisamente en el momento en que el sol pasaba el meridiano frente al signo zodiacal de Leo. También decía que son preferibles los instrumentos de hierro a los de oro en la cauterización, porque Marte ejerce poderosa influencia en asuntos de cirugía.

Para el que sufría de cálculos renales sometían al paciente a una dieta que suponían contraria al engendramiento de la piedra, le preparaban supositorios oleosos, rarísima vez purgantes y a menudo vomitivos. También para el mismo problema aconsejaba someter a los calculosos al traqueteo de una carreta o al movimiento de un caballo trotón, además de subir cuestas y escaleras para que la piedra descendiera al fondo de la vejiga.

Los médicos de la época decían que la verdadera piedra consiste en el quebrar la piedra. Eso se conseguía con la piedra judaica y la de esponja, ceniza de escorpiones, de liebre quemada, de cáscaras de huevos de los que salieron pollos, sangre de cabrón viejo alimentado con hierbas diuréticas, agua de rábanos, caldo de garbanzos negros, cenizas del ave caudal trémula y otras sustancias que, combinadas, servían para componer supuestos remedios con que médicos y charlatanes conseguían dinero y fama.

Otro de los remedios que aconsejaban era tomar cantáridas mezcladas con vidrio molido, pues creían que esta sustancia servía para triturar las piedras de la vejiga y los riñones.