LAS PELEAS POR EL CADÁVER DE SAN JUAN DE LA CRUZ
Juan de Yepes Álvarez, conocido como San Juan de la Cruz
(1542-1591), religioso, poeta y místico. Murió y fue enterrado en Úbeda, Jaén,
el 14 de diciembre de 1591. Unos y Peñalosa, que meses después, la segoviana
doña Ana de Mercado, que estaba enamorado de Juan desde que se conocieron en
Granada, años antes, decidió que si no había conseguido el amor de Juan cuando
estaba vivo, se lo llevaría muerto. Se empeñó en llevarse los huesos del fraile
a Segovia, y como tenía buenas amistades entre los altos mandatarios, logró el
permiso para exhumar el cadáver.
Decidió hacerlo con la mayor discreción posible, pues el
pueblo no estaba de acuerdo con el traslado. Cuando se abrió el sepulcro, Juan
llevaba nueve meses enterrado. Dos testigos presenciaron la exhumación.
Cuando abrieron el sepulcro, Juan de Yepes, estaba entero,
parecía que había muerto hacía unos días. Entonces se decidió esperar unos
meses más, hasta que lo que había enterrado fueran huesos. Un año después, volvieron,
abrir la tumba, de noche y guardaron al muerto en una maleta, para llevárselo
con disimulo. De esta manera viajó a Segovia.
Los de Úbeda acabaron descubriendo el robo. Empezó, entonces
un lio espantoso. Úbeda exigía que le devolvieran el santo, Segovia que no se
lo devolvía. El asunto llegó a Roma, el Papa ordenó que devolvieran a San Juan
a Úbeda.
Doña Ana devolvió sólo alguna
extremidad y de esa manera el santo quedó repartido. Para ver las reliquias
ubetenses de San Juan de la Cruz, el fémur y una mano, hay que ir al Oratorio
de San Juan de la Cruz. Para ver el resto del cuerpo, hay que ir al Monasterio
de los Padres Carmelitas de Segovia.
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