11 de mayo de 2013

LOS SAMBIAS



Los sambias, como otros muchos pueblos de Papua Nueva Guinea, creen que los hombres son hombres sólo porque poseen semen y que la mejor forma de obtenerlo es succionárselo a otro hombre que disponga de reservas.

Al alcanzar los veinticinco años, los jóvenes que hacen de donantes de semen ponen fin a sus relaciones homosexuales, se casan y utilizan su semen para engendrar.

El semen no sólo convierte a los chicos en hombres, de él proceden también los bebés y la leche materna. Los sambias forman linajes solidarios compuestos de varones que precian haberse creado y alimentado unos a otros virtualmente sin ayuda femenina.

A pesar de su entrega en prácticas homosexuales, una vez alcanzada la madurez, los varones prefieren el sexo genital con mujeres al sexo oral con hombres.

Los maridos sambias se cuidan bien de no mantener relaciones sexuales demasiado frecuentes con sus esposas, por si acaso mueren por los poderes contaminantes de sus mujeres y se debilitan por malgastar su semen.

Los hombres no sólo excluyen a las mujeres de su casa sagrada, sienten tanto miedo del aliento femenino y de los olores vaginales que dividen las aldeas en zonas para hombres y para mujeres, con caminos separados para cada sexo.

Los sambias agreden verbalmente y físicamente a sus esposas, las comparan con el enemigo y la traición, y las tratan como seres inferiores sin ningún valor. Para muchas mujeres, el suicidio es la única salida.

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