LOS SAMBIAS
Los sambias, como otros muchos pueblos de Papua Nueva
Guinea, creen que los hombres son hombres sólo porque poseen semen y que la
mejor forma de obtenerlo es succionárselo a otro hombre que disponga de
reservas.
Al alcanzar los veinticinco años, los jóvenes que hacen de
donantes de semen ponen fin a sus relaciones homosexuales, se casan y utilizan
su semen para engendrar.
El semen no sólo convierte a los chicos en hombres, de él
proceden también los bebés y la leche materna. Los sambias forman linajes solidarios
compuestos de varones que precian haberse creado y alimentado unos a otros virtualmente
sin ayuda femenina.
A pesar de su entrega en prácticas homosexuales, una vez
alcanzada la madurez, los varones prefieren el sexo genital con mujeres al sexo
oral con hombres.
Los maridos sambias se cuidan bien de no mantener relaciones
sexuales demasiado frecuentes con sus esposas, por si acaso mueren por los
poderes contaminantes de sus mujeres y se debilitan por malgastar su semen.
Los hombres no sólo excluyen a las mujeres de su casa sagrada,
sienten tanto miedo del aliento femenino y de los olores vaginales que dividen
las aldeas en zonas para hombres y para mujeres, con caminos separados para cada
sexo.
Los sambias agreden verbalmente y físicamente a sus esposas,
las comparan con el enemigo y la traición, y las tratan como seres inferiores
sin ningún valor. Para muchas mujeres, el suicidio es la única salida.
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