21 de mayo de 2013

LA VENUS DE MILO


Yórgos Kendrotás, un campesino de la isla de Milo (antigua Melos de los griegos), en el archipiélago de las Cíclades, se encontraba un día del año 1820, trabajando su tierra, cuando encontró una estatua de mármol en dos piezas que representaba a la diosa Afrodita (la Venus romana).

Entusiasmado por su belleza, la cogió y se la llevó a su casa, donde la conservó durante algún tiempo, rechazando todas las ofertas y reclamaciones que recibía.

Un día decidió venderla, para ello contactó con un sacerdote y este con el oficial francés Jules Dumont. La intención era que sacara la escultura de la isla, para impedir que se la quedasen los turcos.

Al mismo tiempo, los ciudadanos de Kendrotás decidieron regalársela al príncipe turco Morousi, que por aquellos días gobernaba la isla representando al pachá otomano.

Según cuentan, en el mismo momento en que los ciudadanos de Milo iban a embarcarla con destino al palacio del príncipe, los componentes de la expedición francesa que querían la estatua desde mucho tiempo atrás, sorprendieron la artimaña, y entre ellos se entabló una batalla por la posesión de la ahora conocida como “Venus de Milo” (Afrodita de Milo).

Algunas fuentes, no totalmente contrastadas, dicen que el transcurso de la batalla, la estatua se golpeó contra el suelo, rompiéndose los dos brazos.

Al final, fueron los franceses que eran más numerosos y más instruidos, se hicieron con la Venus, huyendo del lugar, y llevándosela a París, donde se la entregaron al rey Luis XVIII, quien la donó al Museo del Louvre, donde hoy en día todavía sigue. En la huida, los franceses abandonaron los brazos de la Venus en la playa, según cuenta la leyenda, aquellos brazos fueron recogidos por los turcos y permanecen enterrados en un lugar secreto.

2 comentarios :

Dani.. DICE

Siempre es bonito pasar por aquí.

Te envío mi abrazo.
Dani..

Ana DICE

Dani muchas gracias, un beso fuerte.