19 de mayo de 2013

EL ÚLTIMO DUELO DE VICENTE BLASCO IBÁNEZ



Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) es conocido por sus grandes obras; Cañas y barro, La barraca, Arroz y tartana, Flor de mayo, etc., pero también fue político republicano y muy temido por el poder que tenía de arrastrar a la gente en sus “batallas”. Durante su carrera política tuvo varios duelos.

El 29 de febrero de 1904 se batió en el que sería, su último duelo. La cosa fue así: Vicente Blasco Ibáñez tuvo una intervención en el Congreso de los Diputados en la que acusó a un policía de haberle sacudido a las puertas de la Cámara. Lo llamó “tenientillo desvergonzado”, eso ofendió a unos coroneles, que después de asegurarse de que los insultos se habían recogido en el Diario de Sesiones, retaron en Duelo a Blasco Ibáñez.

Se escogió por sorteo a un oficial (casi toda la policía quería matarlo, por eso el sorteo), el agraciado fue el teniente Alestuey. Blasco Ibañez, no sabía disparar, ni sabía emplear el sable, pero nunca se escabullía de ningún duelo. Por esa razón siempre disparaba al aire, nunca apuntaba al contrincante.

La cita fue a las cinco de la tarde para que la puesta de sol impidiera ver bien a los adversarios (para ver si se salvaban los dos) en un paraje cercano a la estación de Atocha, las condiciones eran; duelo a pistola, dos balas en la recámara, veinticinco pasos de distancia y treinta segundos de tiempo para apuntar.

Uno frente a otro, Blasco Ibáñez, disparó al aire, dispara el teniente y la bala no acierta al contrincante. Dispara otra vez Blasco, otra vez al aire, dispara el teniente y el escritor cayó al suelo de culo. La bala impactó en la hebilla del cinturón y sólo le provocó una lesión. El duelo quedó en tablas.

Blasco Ibáñez, se enfado muchísimo, no por el duelo en sí, sino por unos albañiles que trabajaban por la zona y estuvieron de espectadores abucheándole y riéndose. El comentario de él fue: ¿y por esos que me silban me juego yo el pellejo? A la porra…

Ese fue su último duelo, poco después dejó la política y se dedicó a escribir.

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