28 de febrero de 2013

PEINADOS EN LA ANTIGUA ROMA



En los distintos siglos del Imperio Romano, la moda en el peinado venía determinada por cómo se peinaban los emperadores y emperatrices reinantes.

El peinado de Augusto era clásico entre los romanos. Llevaba mechones desordenados en forma de lengüeta sobre la frente. Trajano llevaba los mechones ondeados en forma de s, puede que para ocultar sus heridas de las batallas. En los siglos IV y V, el cabello se llevaba corto con flequillo ondulado.

En el caso de las mujeres, Livia, mujer de Augusto, llevaba un tocado con un bucle sobre la frente en forma de rulo. El cabello se dividía en tres partes por medio de dos rayas en la zona frontal. La zona central se peinaba hacia atrás y se recogía en forma de tubo encima de la frente y los laterales se ondeaban hacia adentro y se recogían en un moño en la nuca.

El peinado conocido como el “peinado de nudo” consistía en el cabello dividido en dos (una línea transversal de oreja a oreja) y la parte delantera se peinaba hacia delante en líneas de ricitos.

Este peinado evolucionó y aumentaron los rizos en cantidad y altura, formando un abultamiento redondo que llamaban orbis (esfera). Los rizos eran postizos de pelo que se sujetaban al pelo propio con una diadema. El resto del pelo lo trenzaban y hacían un moño con él.
En el siglo II, se trenzaba el pelo y se añadían trenzas artificiales haciendo un turbante de trenzas alrededor de la cabeza.

Tanto las mujeres como los hombres preferían el color rubio en los cabellos. Los romanos ricos se echaban polvo de oro sobre ellos o se ponían pelucas o postizos de color rubio. Los traían de Germania. 

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