PEINADOS EN LA ANTIGUA ROMA
En los distintos siglos del Imperio Romano, la moda en el
peinado venía determinada por cómo se peinaban los emperadores y emperatrices
reinantes.
El peinado de Augusto era clásico entre los romanos. Llevaba
mechones desordenados en forma de lengüeta sobre la frente. Trajano llevaba los
mechones ondeados en forma de s, puede que para ocultar sus heridas de las
batallas. En los siglos IV y V, el cabello se llevaba corto con flequillo
ondulado.
En el caso de las mujeres, Livia, mujer de Augusto, llevaba
un tocado con un bucle sobre la frente en forma de rulo. El cabello se dividía
en tres partes por medio de dos rayas en la zona frontal. La zona central se
peinaba hacia atrás y se recogía en forma de tubo encima de la frente y los
laterales se ondeaban hacia adentro y se recogían en un moño en la nuca.
El peinado conocido como el “peinado de nudo” consistía en
el cabello dividido en dos (una línea transversal de oreja a oreja) y la parte
delantera se peinaba hacia delante en líneas de ricitos.
Este peinado evolucionó y aumentaron los rizos en cantidad y
altura, formando un abultamiento redondo que llamaban orbis (esfera). Los rizos
eran postizos de pelo que se sujetaban al pelo propio con una diadema. El resto
del pelo lo trenzaban y hacían un moño con él.
En el siglo II, se trenzaba el pelo y se añadían trenzas
artificiales haciendo un turbante de trenzas alrededor de la cabeza.
Tanto las mujeres como los hombres preferían el color rubio
en los cabellos. Los romanos ricos se echaban polvo de oro sobre ellos o se
ponían pelucas o postizos de color rubio. Los traían de Germania.
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