13 de febrero de 2013

CLEOPATRA SELENE



Octavio ordenó que los jóvenes hijos de Cleopatra, Cesarión y Alejandro Helios, fueran ejecutados. Cleopatra Selene, la hija de Marco Antonio y Cleopatra corrió otra suerte.

Octavio no encontró necesario ejecutar a una niña de diez años, por lo que decidió casarla en algún lejano rincón del mundo, donde no representara ningún peligro.

Para ello se fijó en Juba, hijo de un rey de Numidia (país que se encontraba donde hoy es Argelia). El padre de Juba, también llamado Juba, había combatido contra Julio Cesar, había sido vencido y se había suicidado.

Su hijo había sido llevado a Roma, donde había recibido una esmerada educación y se había convertido en un intelectual. Era de carácter muy espiritual y no le interesaba nada que tuviera que ver con la vida militar. Así que se convirtió en el candidato ideal a los ojos de Octavio. Cleopatra Selene fue casada con él y, con el nombre de Juba II, fue instalado en el trono de Numidia que antes había sido de su padre.

Pocos años después Augusto, que ahora se hacía llamar Octavio decidió que sería buena idea añadir Numidia como provincia romana, por lo que Juba y Cleopatra Selene fueron trasladados hacia el oeste, a Mauritania (hoy Marruecos), donde continuaron gobernando pacíficamente como títeres de los romanos.

Tuvieron un hijo, a quien, por orgullo de sus antepasados, llamaron Ptolomeo, y que es conocido en la Historia como Ptolomeo el Mauritano. Este nieto de Cleopatra subió al trono en el 18 d. C., cuatro años después de la muerte de Augusto, reinando en paz durante veintidós años. 

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