LOS HEREDEROS DE LA BIBLIOTECA DE ARISTÓTELES
El legado de los libros que Aristóteles dejó a su muerte,
pasó a su discípulo Teofastro, junto con la dirección del Liceo (escuela de Aristóteles).
Eudemo de Rodas, escribió poco después a Teofastro, liceísta también, pidiéndole
un fragmento de su obra científica “Física” que faltaba en su ejemplar. Eso significa
que el Liceo ofrecía una especie de servicio de librería o biblioteca.
Teofastro, legó a su discípulo
Neleo, todo el conjunto de libros de Aristóteles. Neleo lo trasportó a su casa
de Esquepsis, en la Tróade (noroeste Asia Menor). Esta región pasó a depender
de los Atálidas, que en 230 a. C. empezaron la Biblioteca de Pérgamo, para
competir con la de Alejandría.
Ateneo quería que todo el
material que poseía Neleo fuera adquirido para Alejandría, donde se custodiaban
más de mil manuscritos aristotélicos.
Los herederos de Neleo
escondieron en sus bodegas los manuscritos que todavía poseían, y allí se
quedaron arrinconados un siglo y medio. Los desenterró sobre el año 100 a. C.,
Apelicón de Teos, que los devolvió a Atenas.
Tiempo después, ocurre la
captura de Atenas, y los manuscritos se van como botín a Roma, donde logran consultarlos
humanistas como Tiranión y Andrónico.
0 comentarios :
Publicar un comentario