SON BATISTA (LEYENDA BALEAR)

Ahmed era un joven esclavo, que iba cada día a llenar su cántaro, con el agua que le mandaban a buscar sus señores a la finca de “Son Batista” (en Valldemossa, Mallorca). El amo de esta finca, le esperaba cada día pues se alegraba con su visita y le hacía dejar su trabajo en las tierras por un rato.

Un día Ahmed llegó con la tristeza marcada en su cara. Unas lágrimas rodaban por sus mejillas y su pena parecía no tener consuelo. El payés le pregunto que le pasaba, y el joven le contó que al venir hacía la finca, corriendo y saltando, tropezó y rodó por el suelo rompiendo el cántaro en mil pedazos.

-¿Qué voy a hacer ahora?, -sollozaba-, mi amo me castigará y me dará una paliza cuando vuelva sin cántaro y sin agua.

El payés le contesto:

-Tengo que hacer algo para devolverte la alegría de siempre. Si todo en este mundo fuera tan fácil. Toma estas monedas, ves al pueblo y compra otra jarra. Luego la llenas como siempre y vuelves a tu casa. Y ríe muchacho, que ya tendrás tiempo de llorar.

Una noche Ahmed fue rescatado por una cuadrilla de moros, desembarcados en la costa, que se llevaron un buen número de esclavos, y también el botín producto del saqueo.

Uno de los prisioneros era el amo de Son Batista que, al llegar a Argel, fue sacado a la venta con todos sus compañeros de infortunio. Ahmed que estaba en la subasta acompañando a su padre, rogó a éste que comprara a aquel mallorquín para su servicio y el padre accedió a la petición de su hijo, celebrando así su retorno.

Cuando el joven fue dueño de su amigo, le devolvió la libertad y le hizo embarcar de nuevo hacía Mallorca, ante los atónitos ojos del padre que no conocía todavía la historia de la jarra y de la fuente de Son Batista.