10 de junio de 2009

LA DINASTÍA MAMELUCA

A la muerte de Saladino (Visir Kurdo de la dinastía ayyubí), los mamelucos (esclavos al servicio de los ayyubíes), se hicieron con el poder en Egipto e instauraron su propia dinastía. Egipto se había apoyado en los mamelucos para mantener su jefatura suprema.

El sultán Al Salih Ayyub (1240-1249), formó un poderoso regimiento mameluco, llamado “El Bahriyya”, que le ayudó a consolidar su posición de señor supremo.

Después de un golpe palaciego, los mamelucos se hicieron con el poder. Estos basaron su derecho a ser gobernantes legítimos en su intervención en la defensa del Islam, en el decisivo papel de derrotar y capturar al rey francés Luis IX El Santo, en la batalla del delta en 1250, y en su victoria en Palestina en 1260, cuando derrotaron a los mongoles, que habían aniquilado el califato de Bagdad.

En 1250 se produjo un hecho insólito en la historia islámica, al subir al poder una mujer Shagaret El Dorr, la viuda turca del sultán Al Salih.

El sultanato mameluco, con El Cairo como capital y la impresionante Ciudadela como sede administrativa, mantuvo durante largo tiempo su posición de potencia islámica, líder en el mundo, Así como un importante centro de enseñanza y literatura sunní.

Por la posición geográfica de Egipto y por el prestigio de su régimen, el tráfico comercial de especias y otros artículos de lujo procedentes del Lejano Oriente, se canalizó a través de los mercados de Egipto, que estaban en manos de unos mercaderes de especias muy ricos, los Kamiri.

Tras la muerte del último gran sultán mameluco en 1341, el país comenzó una etapa de decadencia. Sus descendientes dejaron el poder real en manos de los emires.

La segunda dinastía de sultanes mamelucos, los buryíes, eran de origen circasiano y gobernaron desde 1382 hasta 1517.

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