EL AJO

El ajo pertenece a la familia de las liliáceas. Existen unas 280 especies. Todas ellas poseen un olor característico, que es debido a la presencia de un aceite volátil.

Las cualidades terapéuticas del ajo, son conocidas desde la más remota antigüedad. También se usaron como amuleto, Homero relata que cuando Circe convirtió en cerdos a los compañeros de Ulises, éste se pudo contener al hechizo por medio de los ajos que recibió de Hermes.

Los egipcios, ya manifestaban las propiedades curativas del ajo, y existe un papiro con más de 200 recetas a base de ajos, para problemas de salud. Los atletas griegos lo masticaban antes de las competiciones.

Algunas especies que dan flores muy grandes, se utilizan como planta de adorno, por ejemplo, en Italia se cultiva en gran escala el “A Napolitanum Cir”, cuyas flores, grandes y blancas, se exportan a Alemania, al final del invierno, en grandes cantidades.

La acción desinfectante del ajo es tan activa, que muchos pueblos de la antigüedad lo emplearon como antivenenoso, y en los pueblos de la orilla del río Paraná, ya era empleado con este fin en el siglo XVI.

Sus propiedades como vermífugo son importantes, y por eso se emplea, dicen que con mucho éxito, para combatir una enfermedad que, aunque normalmente la padecen los niños, algunos adultos también la padecen, se trata de las lombrices.

Otras propiedades del ajo son, entre otras; expectorante, diurético, estimulante, antiséptico, antiinflamatorio, anticoagulante, vasodilatador, y un antibiótico natural.